Antes de atreverme a sentarme, como por instinto, miro a Cristal.
Ella hace una inclinación de cabeza, indicándome que me sentara a su lado.
Veo a Chris concentrado en su bandeja de comida. Creo que ni siquiera se ha dado cuenta de mi presencia.
Respiro hondo y ocupo el sitio libre al lado de mi nueva amiga.
Ellos empiezan a hablar mientras yo me tomo la sopa a pequeños sorbos, algo cohibida.
Chris aún no ha hecho ningún movimiento, algo que hace que me relaje cada vez más y más hasta que me olvido de que está ahí. Pero eso no dura mucho:
-Tú -me sobresalta su voz.
-Tengo nombre.-le suelto, sin mirarlo.
-Sí, pero al parecer no tienes más gente con la que irte.
-Chris, basta.-dice esta vez Cristal, mirándolo fijamente.
-Perdóname por caerle bien a tus amigos y a tu hermana, no te fastidia.-replico, notando como mi temperatura corporal va subiendo considerablemente por la rabia.
-Búscate otro sitio, que aquí sólo molestas. Lárgate.
-Y tú vete a la mierda.
Y cuando pensaba que no podía ser más desagradable, me toca la mano y me sonríe.
-Deseo cumplido.
-Gilipollas.
-Marginada.
-Callaos de una puta vez.-Cristal irrumpe en la conversación.
Tengo muchísimo calor, ganas de llorar y de darle un puñetazo a el chico que me está humillando tan gratuitamente y sin motivo alguno.
Chris mira a su hermana, furioso con ella por “defenderme” y no apoyarle a él.
De repente él se levanta de golpe, dándole un golpe a la mesa con su propio cuerpo, echándome toda la comida encima.
Se larga a grandes zancadas del comedor y yo me quedo allí, humillada y herida a más no poder. Y por segunda vez en el día.
-A ver, déjame...-me pide Cristal, apartándome un poco de la mesa para limpiarme lo que puede de mi jersey y pantalones.
-No importa... déjalo...-susurro, aún furiosa conmigo misma por todo el silencio y todas las miradas puestas sobre mí, e incluso alguna risita.
Cristal me obedece.
Consigo aguantar las lágrimas unos segundos más hasta que apoyo los codos sobre la mesa y hundo la cara en las manos.
Estallo en silenciosos sollozos y Bill acude a mi lado.
-Vamos, Sam... no llores...-me pide, apartándome el pelo de la cara.
Y yo, en vez de hacerle caso, lo único que hago es llorar cada vez más.
-Oye, escucha... Chris no es así.
-Me da igual como sea. Lo siento.
Me disculpo y me levanto de allí, saliendo del comedor secándome las lágrimas.
Todos me miran aún y murmuran a mis espaldas. Y yo intento hacer oídos sordos, como tantas otras veces.
Mientras ando por el pasillo medianamente silencioso, unos pasos apresurados van tras de mí.
En un principio creo que es Daniela, pero esa posibilidad desaparece en cuanto oigo su voz.
-¡Sam! ¡Espera!
Miro hacia atrás y veo a Elliot acercándose a mí a grandes zancadas.
Llega hasta donde estoy yo y me observa con unos ojos tristes y enfadados a la vez.
-¿Qué ha ocurrido?
-Nada. Me voy... a mi habitación.
-Oye... puedes contármelo.
-No quiero ahora mismo. Quiero estar sola. Perdóname.
-Vale. Nos vemos mañana, entonces...
Asiento y tuerzo una mueca que pretendía ser una sonrisa.
Elliot se queda mirándome mientras yo consigo darme la vuelta mecánicamente y subir las escaleras a trompicones.
Por los pasillos me vuelvo a encontrar caras que había visto antes cuando bajaba con Daniela a cenar, incluída a la chica morena que nos había hablado.
Esa chica ahora me mira a mí, a mi camiseta y a mis pantalones manchados con una media sonrisa burlona.
-Parece que la nueva es algo torpe... ¿no sabes comer con cubiertos?-me suelta, acompañada de risas desagradables y con muy malas intenciones de su ejército de lameculos.
Y yo, en vez de decirles cuatro cosas, me callo y sigo andando a mi habitación.
Cuando estoy dentro, apoyo la espalda en la puerta y cierro los ojos. Lo primero que pienso es en los dos meses que quedan hasta que lleguen las vacaciones de Navidad. Todo lo que me espera encerrada en este sitio al que no estaba obligada a venir.
Me quito la ropa sucia, la dejo tirada en el suelo y me voy a la ducha.
Narra Chris
-¿Se puede saber qué pretendes hacer tratando así a Sam?
Y como siempre, empezamos con la misma historia.
Que me dejen en paz de una vez por todas. Que me da igual todo.
Cristal me llama la atención dándome un empujón.
-Christhian, contesta.
-¿Qué más te da?
-Eres un cabrón.
-Y tú una pesada.-me siento en borde de la cama que está pegado a la pared, apoyando ahí la espalda.
-¿Me quieres decir qué es lo que te molesta tanto de ella para ponerte así de... gilipollas?
-Otra que dice que soy gilipollas. ¿Qué os ha dado?
-Que me contestes.
-No me gusta esa tía.
-¿Y? A nosotros sí. Y se llama Sam.
-Y a mi qué me importa eso. Si no la soporto no la voy a tratar de mejor manera sólo porque a vosotros os caiga bien.
-Sólo dices tonterías. No tienes razón ni excusa.
-Bah. Lárgate, ¿quieres?
-Quiero una explicación.
-Joder, estás pesadita con el tema. No-me-cae-bien. ¿Te hago un esquema?
-Rectifico, quiero un motivo.
Está claro que hasta no le diga algo que la convenza no va a parar.
La miro a los ojos hasta que no soporto el peso de la mirada de los suyos y acabo mirando la alfombra de la habitación.
-Cristal, ya te lo he dicho. Que no quiero tener nada que ver con ella, punto.- y a mi hermana se le crispan los nervios.
-¡Eso ya lo sé! ¡Quiero saber el motivo!
-Olvídame.
-Genial. ¿Sabes qué? Que por no soportarte no te soporta ni Dios. Espero que te hayas quedado a gusto haciendo llorar a la chica nueva. Espero que tengas la conciencia tranquila.
-Muy tranquila.
-Vete a la mierda.
Cristal me enseña el dedo corazón y acto seguido sale de la habitación.
Lo que le importará a ella el por qué no me gusta la chica nueva. No le importa. Ni a ella ni a nadie. Yo tengo mis propios motivos.
Aunque siendo mi melliza tendría que haberlo deducido... pero como está tan alterada y tan protectora con la señorita "soy nueva", ni se ha parado a pensarlo. Qué sabrá ella...
Ay.
Agacho la mirada y me miro el tronco. Malditos pinchazos... maldita conciencia.Narra Sam
Salgo corriendo del baño en cuanto oigo mi móvil sonando.
Casi me resbalo y me parto la crisma por el camino, ya que no me ha dado tiempo a secarme en condiciones.
Cojo el móvil con ímpetu y, tratando de llenar de aire mis pulmones, me llevo el teléfono al oído sin mirar siquiera quién me llama a estas horas.
-¿Sí?-contesto, jadeando.
-¡Saaaaaaaaaam!-me grita Lena al otro lado del teléfono, lloriqueando.
-Lena...-respondo, sonriendo y sentándome en la cama.
-¿Qué tal? Es un asco, ¿verdad? ¿Quieres volver?
-Estoy bien. Sí, es un asco, pero lo soportaré...-supongo...
-¿Has conocido a alguien ya?
-A unos cuantos...
-¿Y qué tal?
-Muy majos.
-No sé por qué, pero no me lo acabo de creer.-maldita Lena.
-Ya sabes, no puedo llevarme bien con todo el mundo.
-¿Tengo que partirle la cara a alguien ya?-entonces, es la voz de Erik la que me habla y yo sonrío un poco más.
-Peleón.
-Si es por ti, sí.-contesta, convencido. Me lo imagino cruzándose de brazos y serio.-¿Qué tal está Dani?
-Bueno, bien. Está cenando, luego subirá.
-Os echamos de menos...-dice Lena.
-Y nosotras...-por lo menos yo sí. Entonces, es cuando me doy cuenta de que me llevo la mano izquierda a la cara, para secarme las lágrimas.
-Bueno, supongo que estarás cansada. Te dejamos, ¿vale?-dice Erik.-Te llamaremos pronto.
-Entre semana se confiscan los móviles...
-No jodas. Menuda mierda.-se queja Erik, suspirando pesadamente tras eso.-Os llamaremos todos los Viernes, Sábados y Domingos, ¿vale?
-... vale.-contesto, cuando me veo capaz de ello.
-No estés triste...-me pide Lena.-Sam, ¿quieres que hablemos con tus padres para que te traigan de vuelta?
-No, de verdad. Estoy bien.
-No mientas.-no contesto. Ella suspira.-Sam... no quiero que estés en un sitio en el que no quieres estar.
-Yo lo elegí y podré con ello, de verdad... he conocido a gente muy maja y...
-Y a gente imbécil seguro que también.-espeta Erik. Tantos años de amistad es lo que tiene... parece que me lee la mente.
-Bueno, os dejo ya... que tengo que madrugar.
-Vaaaale...-contesta Lena.-Hasta el Viernes.
-Claro...
-Sam.-me llama entonces Erik.
-¿Qué?
-... que te quiero, tonta.-los ojos se me vuelven a llenar de lágrimas. Erik me ha dicho que me quiere una o dos veces en mi vida. Me echa de menos.
-Y yo a vosotros.
Cuando cuelgo el móvil siento desfallecer.
Vuelvo a dejarlo sobre la mesilla de noche y en dos minutos me pongo el pijama y me meto en la cama.
Me agarro a la almohada con ansia y hundo la cara en ella.
Fue cuestión de segundos que me pusiera a llorar, ahora que no hay nadie que lo sepa.
Continuará.
waw! muchos capis nuevos si! XD bueno..entre semana no podré leer casi nada.. ya que tengo que estudiar, pero..iré leyendo! XD pues si..fotolog se volvió muy feo, y por esas cosas me hice blog, y bueno.. la verdad me encanta. Creo que la historia que me estoy leyendo en tu flog es la otra, por que no es este, es decir, es diferente y tiene otros personajes, no se.. pero me gusta mucho. Palabras Inacabadas es un fic que publiqué hace un tiempo en fotolog, pero hace poco decidí volverla subir a blog y bueno.. estoy en proceso XD igualmente espero que te guste.. y nada, seguimos en contacto XD. Feliz Lunes!
ResponderEliminarMuy bueno el cap!!!
ResponderEliminarYA quiero ver como se desarrolla la historia!!
Saluditos
Hallo,me reporto,ya lei todo los capitulos anteriores me gusta lo que escribes,bueno danke por leer mis fic's
ResponderEliminarbye cuidate
Hallo, empece a leer tu fic y me encato, esta muy buena... siguela pronto y te dejo este link xk yo también acabo de iniciar en esto de los blogs :P http://danyvillagomez.blogspot.mx/
ResponderEliminaren realidad el link tiene mi nombre pero el titulo de la fic es Durmiendo Con Sirenas y nose yo lo siento un poco tonto e infantil pero no se...
bueno bye cuidate