viernes, 2 de noviembre de 2012

Capítulo 5

Me giro en todas direcciones, pero no consigo dar con ella.

-Está allí, tranquilízate.-me dice Cristal señalando casi el principio de la cola.-No sabía que dependieras tanto de alguien.
-Es mi melliza.-contesto, como si esa fuera la justificación para todo.
-Yo también tengo un mellizo y no estoy todo el día pegada a él.-se encoge de hombros, tendiéndome una de las bandejas blancas.

Cuando estoy a punto de preguntarle quién es su mellizo me llaman la atención para que ponga la bandeja sobre el mostrador.
La que debe ser la cocinera, una señora regordeta, rubia y con una redecilla en el pelo, empieza a servirme un plato de algo verde.

-Son espinacas.-me dice Cristal, seguramente viendo mi cara de sorpresa y de asco.-¿No te gustan?
-Soy algo delicada para la comida... creo que nunca las he probado.-explico, arrugando la nariz.
-Pues pruébalas, que estás muy flacucha.-me espeta la cocinera. Alzo las cejas, mirando esa sustancia verde.
-Pues bueno...-suspiro.




Seguimos avanzando mientras Cristal se va comiendo un poco de sus espinacas.

-¿Están buenas?-le pregunto. Ella se encoge de hombros.
-La verdad es que son asquerosas.-dice, comiéndose otra hoja de eso.
-¿Entonces?
-Tengo hambre.


Y aunque me parece una tía rara, acabo sonriendo.
Vuelvo a colocar la bandeja sobre el mostrador y esta vez me ponen un filete con patatas fritas. Algo que parece comestible.
Mientras iba avanzando alguien se coloca delante de Cristal, cogiendo patatas de mi plato.

-¿Otra vez tú?-casi grito, apartando la bandeja de su lado.
-Sólo venía a saludar.-contesta, sonriendo de esa manera tan insultante.
-Christhian, eres un pesado.-espeta Cristal poniendo los ojos en blanco.

Entonces, como por arte de magia se me enciende la bombillita y, con miedo a su respuesta, le pregunto a Cristall:

-¿No será tu mellizo?
-Por desgracia.-asiente ella esperando a que le sirvan el plato de filete con patatas.
-Maldita sea.-farfullo, avanzando.
-Vamos, no seas borde. Encima que vengo, y hablo contigo...-dice agachándose para ponerse a la altura de mi cara.
-Cómo si yo te lo hubiera pedido, no te fastidia. Déjame en paz, gilipollas.
-¿Te vas a comer todo eso?-me pregunta.
-Te lo daría, pero no sé si aquí prohíben alimentar a los animales.-espeto con algo de maldad.
-Creía que las anoréxicas no comían.-me suelta, y a mi se me crispan los nervios.
-Chris, es suficiente.-interviene Cristal al ver que yo me he quedado sin saber qué contestar.
-No soy anoréxica.-susurro.
-¿Bulímica, tal vez?
-Que te den.-suelto, humillada y con ganas de llorar.-¿No tienes a otro a quién joder?
-Hay miles de personas aquí, pero básicamente es que no te soporto.
-Largo de aquí ya. Eres un imbécil, coño.-le empuja Cristal.

Y él, sin decir nada, se aparta de mi lado y se va por donde ha venido.
Intento tragarme las lágrimas mientras busco una mesa solitaria donde sentarme.
Acabo de llegar a este sitio de mierda y ya empiezo con mal pie.
Cristal me sigue, llamándome mientras yo acabo sentándome con pesadez en una silla..
Sigo sin saber dónde está Daniela, y la necesito.
Empiezo a remover las hojas verdes con el tenedor, intentando de alguna manera tranquilizarme y no echarme a llorar, humillada.

-Oye...-empieza Cristal.-... Chris no es así... ¿Sam?
-No sé para qué he venido aquí.-digo, secándome una de las lágrimas que amenazaba con caérseme de las pestañas.
-¿Por qué te ha molestado tanto? No eres ni bulímica ni anoréxica, ¿no?
-No.-contesto.-Estoy así de delgada porque es mi metabolismo. No estoy enferma.
-¿Entonces?
-No me gusta que me insulten con esos términos. Ya tengo bastante con mi autoestima microscópica como para que alguien que ni siquiera conozco venga a aplastarme más.
-Chris es así con todo el mundo, Sam.-reconoce.
-Pues que me deje en paz.
-Tendrás que plantarle cara.
-No puedo.
-¿Que no puedes? Si le has dado un hachazo, por eso se ha puesto tan...
-¿Gilipollas?
-Sí.
-Odio a Jeydon. Le odio.

Farfulla Tom, el amigo de Chris, mientras viene hacia nosotras. Me sorprendo al ver que tiene alguna que otra rasta teñida de rosa fucsia, y no puedo evitar soltar una pequeña carcajada.
Cristal, al igual que yo, le mira y empieza a reírse sonoramente.
Yo me llevo una mano a la boca, pues no quiero ser maleducada y reírme en la cara de Tom, al que apenas conozco.

-Qué moderno, Tom...-se burla ella.
-No quiero oír ni una broma. Como vea a Jeydon te juro que le mato...
-No seas dramático. Reconoce que ha tenido gracia. .
-¡Oh sí, me estoy descojonando! ¡Esta me la paga, como me llamo Tom Kaulitz!-grita, extasiado.



-Tom... qué sexy estás -se burla otra voz que aún no conozco.

Cuando me doy la vuelta y veo de dónde procede la voz, debo admitir que me sorprendo muchísimo.
De pie ante mí se alza un chico alto, muy delgado y de pelo negro. Viste una camiseta negra con un dibujo que no logro identificar cubierta por una chaqueta de cuero sintético blanca y negra, unos pantalones vaqueros adornados por una larga cadena, un cinturón y unas zapatillas blancas.
Lo que más me sorprende de este chico es que es muy diferente a lo que yo ya he visto por aquí. Se podría decir que es la aguja del pajar.
Su piel es totalmente pálida, sus ojos marrones y algo achinados están envueltos por sombra de ojos negra, y sus uñas están teñidas de negro. Su pelo es semilargo y liso
Tiene unos labios finos, y un lunar adorna su barbilla.



-Genial, ¡más público! -grita Tom, alzando los brazos.-Cállate capullo.
-Perdona, Paris Hilton xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
-¡¡¡Bill!!!-grita él.
-¿Qué pasa? Ha tenido gracia, no jodas...-dice el tal Bill, secándose las lágrimas de la risa.
-No tiene ni puta gracia. Voy a despedazar a Jeydon.
-Pues mira, ahí viene. ¡¡Corre Paris, corre!! -le anima mientras se ríe a más no poder.
-¡¡¡¡JEYDON!!!! -grita Tom, señalando a un chico con gorra que se encuentra en la otra punta del comedor. Ese chico se lleva una mano a la boca, riéndose como un descosido y echa a correr, perseguido por Tom.-¡¡¡VEN AQUÍ, TE VOY A MATAR!!!

Bill, Cristal y yo observamos la escena incrédulos y sin poder parar de reír, aunque creo que Bill aún no se ha percatado de mi presencia.

-Menudo par.-comenta Cristal, que se lleva una de las patatas fritas a su boca mientras sonríe.
-A veces me avergüenzo de que sea mi hermano...-dice Bill, sin poder parar de reír.

En el momento en el que esa confidencia llega a mis oídos, me atragando con una patata frita y empiezo a toser como una loca por la sorpresa.

-¡Coño! -grita Bill, sobresaltado. Y me mira, dándose cuenta de que llevo un rato sentada con ellos.

Continuará.

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