sábado, 10 de noviembre de 2012

Capítulo 18

El camino hacia el internado es silencioso.
Ninguno de los dos hemos hablado, estamos aún tensos por lo que ha pasado en el bar y... en fin... no sé qué decir.
¿Debo darle las gracias? Supongo que debo, pero no me atrevo a dirigirle la palabra.
De vez en cuando miro de reojo a mi acompañante, que camina lentamente, cabizbajo y con las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón. Y tiene frío.
De repente me siento mal por haber aceptado su chaqueta cuando salimos del bar. Y, aunque muy a mi pesar, hago el amago de quitarme su abrigo y de devolvérselo.
Pero se ve que él también me estaba observando, porque me detiene de inmediato. Le miro por primera vez, pero él no me devuelve la mirada. Simplemente niega con la cabeza mientras mira al frente. Sonrío sin querer.
Cuando pasamos por el frondoso camino hacia la puerta principal del internado, el vigilante nos pregunta nuestros nombres, apunta la hora a la que hemos llegado y, tras eso, entramos al jardín.
Seguimos en silencio. Un silencio demasiado denso e incómodo que me revuelve el estómago. No sé si es por el silencio, por los nervios de estar a solas con Chris o quizás por la bebida...
Hay un momento en el que, antes de entrar al edificio de las habitaciones, una punzada parece atravesarme el estómago. Llevaba ya un rato con el estómago revuelto, creo que desde que aquel chico me puso las manos encima y no podía librarme de él.
Me agarro al brazo de Chris sin querer y él me mira, alarmado. Nos detenemos.

-¿Qué te ocurre?-me pregunta, asustado.

Respiro hondo una, dos, tres y cuatro veces. Me doy cuenta de que estoy muy mareada, pero en ningún momento pienso que sea por obra del alcohol. Ni siquiera me he bebido el vaso entero.

-Sam. ¿Qué pasa? ¿Quieres vomitar?-me insiste, agarrándome del brazo.

Vuelvo a respirar hondo para calmar el mareo, aunque en vano.

-No. Estoy bien...-miento, e intento sonreírle.

Chris me mira desconfiado y suspira pesadamente.
Retomamos el camino en silencio; aún no me ha soltado el brazo.
Todo va sobre ruedas, todo menos mi visión.
Oh dios mío, creo que voy a desmayarme. No quiero desmayarme. Es ridículo, después no podría mirarle a la cara.
Chris se da cuenta de ello cuando, al intentar subir la escalera que nos lleva al hall, apoyo mal el pie, me tuerzo el tobillo y voy directa al suelo. De bruces. Delante de él. Genial, Sam. Sencillamente genial. Haz el ridículo cuando tengas tiempo, en serio.
Ahora, además de estar mareada, el tobillo me duele a rabiar. Chris se apresura a mi lado para ayudarme a levantarme.

-Joder. Vamos, levanta...-dice, cogiéndome de las manos y haciendo fuerza para incorporarme.

Consigo ponerme de pie, pero cuando intento apoyar el pie izquierdo creo ver las estrellas.
Me quejo sonoramente y casi me echo a llorar del todo, pues ganas no me faltan.

-¿No puedes andar?-me pregunta.
-No... pero puedo intentar ir a la pata coja...-posibilito.
-Hay que ser idiota. Ven, anda.

De pronto y sin previo aviso, Chris me coge en volandas.
Yo, ligeramente desorientada, me revuelvo un poco para intentar que me suelte en el suelo. Tengo las mejillas al rojo vivo.
Él me ignora completamente. Se dedica a andar por los pasillos sin mirarme ni un solo momento.
Rendida, apoyo la cabeza en su hombro y cierro los ojos. Mala idea la mía. Todo me da vueltas.
Como me desmaye me muero de vergüenza.

-¿Cuál es tu habitación?-me susurra. Cojo un poco de aire para poder contestar.
-...la 483...

Sin decir nada más, él sigue su camino. Me lleva en volandas hasta la puerta de mi habitación, donde paramos.
Rebusco en un pequeño bolsillo de los leggins negros una llave metálica. Intento que me deje en el suelo, pero me arrebata la llave de la mano y consigue abrir la puerta.
Entra conmigo a la habitación y me tumba en mi cama. No sé cómo ha acertado y no me ha puesto sobre la cama de Daniela, que aún no ha vuelto. Me da pánico mirarla a la cara después de la discusión de hoy.
Me incorporo un poco para poder quedarme, al menos, sentada. Apoyo la espalda en la pared y cierro los ojos unos segundos. Cuando vuelvo a abrirlos, veo a Chris en la puerta con la intención de irse, de dejarme.
Debo reconocer que me alarmo. Con un hilo de voz le suplico:

-No te vayas... por favor...

Él me mira desde el marco de la puerta, perplejo. Por unos momentos duda si hacerme caso o si irse y dejarme aquí. Vuelve a suspirar pesadamente. Decide cerrar la puerta y se dirige hacia mí.
Se sienta conmigo en la cama en mi misma postura, con la espalda pegada a la pared. Las manos me sudan, mi respiración es muy irregular y el corazón se me va a salir del pecho en cualquier momento.
Estamos un rato en silencio. Siento las irremediables ganas de darle las gracias por haberme defendido, por haberle pegado un puñetazo a aquella persona que intentaba hacerme daño... pero no puedo. Y me siento tan inútil que agacho la cabeza, haciendo unos esfuerzos tremendos para no echarme a llorar.
Pero esos esfuerzos se desvanecen en cuanto él me mira y me pregunta:

-¿Estás asustada?

Le miro un momento a los ojos, notando que los míos se llenan de lágrimas irremediablemente. Respiro hondo para tranquilizarme. Asiento débilmente con la cabeza. Aunque intento no llorar, mi voz me delata.

-¿...Y tú...?-le pregunto sin poder remediar que mi voz se rompa en mil pedazos.

Él suelta un largo suspiro y apoya la cabeza en la pared.
Cierra los ojos un segundo y luego contesta:

-Sí... muchísimo...

Tras oír su declaración, no puedo evitar los temblores ni la convulsión de mis hombros.
¿Que si tengo miedo? Claro que tengo miedo. Tengo miedo de mí. De tí. De que puedas estar jugando conmigo. De que puedas hacerme daño cuando te apetezca por mi debilidad. Me da miedo que me manipules, que yo acabe cayendo a tus pies y tú me devuelvas una patada.
Me da terror pensar que me gustas, que me gustas tanto que podría olvidar todo lo malo que me has hecho.  Y me da miedo pensar que tú realmente no sientes nada por mí; que simplemente todo esto lo haces porque te doy tanta pena que no puedes soportarlo.
Suelto un primer sollozo, pero logro imponerme a mí misma.

-¿Estás bien...?-me pregunta.

Yo no contesto, pues no me veo capaz de ello. Me ocupo de respirar acompasadamente para no desatar un ataque de nervios que acabe mal.

-Sam... no llores, por favor...-me pide, dudando si acercarse un poco a mí o no.-No sé qué hacer cuando alguien llora, me siento muy incómodo.

Eso, sin embargo, me hace enfadar. Mi histeria se va acumulando cada vez más por cada segundo que transcurre. Las manos me tiemblan, la cara me arde.

-Es que no sé de qué coño vas.-le espeto.
-¿Qué...?
-¿Por qué de repente me proteges? ¿A qué cojones juegas? -le ladro, incapaz de soportar mi propio enfado.
-¿Qué pasa? ¿Qué hice ahora?
-¿Ahora? Ahora estás quedando como un héroe por haberme salvado de aquel infeliz que casi me pega. ¿A qué viene esta amabilidad? ¿Qué intentas?
-No intento nada.
-Si pretendes hacerme daño lo consigues. De verdad que lo consigues. Déjame en paz.
-No pretendo hacerte daño, Sam. De verdad, yo nunca...
-¿Tú nunca qué? Si desde que llegué a esta mierda de sitio lo único que has hecho ha sido hacerme daño.
-Ya te dije que lo sentía. No quería hacerte daño, Sam... Quiero compensarte todo lo malo que te hice.
-Pues no finjas que te importo, porque me estás haciendo mucho daño. Deja de mentirme de una vez.
-¡¡No te estoy mintiendo, joder!!
-¿Entonces a qué viene todo esto?
-Sam, un cabrón iba a ponerte la mano encima. No podía permitirlo. Deja ya de hurgar en la herida, no sabes nada de mí. Nada.
-Muy bien. Ya eres el héroe, has salvado a una inútil y debilucha de un borracho. Felicidades. Ya puedes dejar de fingir.
-No estoy fingiendo.
-Me estás haciendo creer que te importo.
-No pretendo hacerte creer nada. Es la verdad.

La rabia, el miedo a la traición, la desconfianza y un cúmulo de cosas de ese tipo me absorben por completo, ahogándome, pretendiendo hundirme del todo, queriendo arrastrarme a un pozo del que creo que nunca podré salir. Tengo tanto miedo a ser feliz y a dejarme llevar que me duele. Tengo miedo a encontrar la felicidad y a que me la arrebaten.
Todo eso me envuelve como una pesada tela, me aprisiona y me agobia tanto que me echo a llorar.
Y lloro con tanta angustia, con tanta desesperación y tan confundida que Chris se asusta.
Me tapo la cara con las manos y allí siento desvanecerme.

-Sam. Sam, por favor. Tranquila. Lo siento por todo. De verdad que lo siento. Sólo quiero que me perdones y que empecemos de nuevo. No quiero hacerte daño nunca más. Nunca. Por favor, dame una oportunidad para demostrártelo.-me suplica, agarrando mis manos e intentando apartarlas de mi cara.

Entre sollozos le digo que no le creo, aunque en el fondo quiero creérmelo. Quiero llegar a imaginarme que un chico como él pueda amarme y entregarse tanto como yo lo haría. Pero una parte de mí no puede creérselo, simplemente lo veo demasiado increíble como para ser cierto.
Finalmente consigue apartar las manos de mi cara y me hace mirarle a los ojos.
Intento respirar hondo para tranquilizar mis nervios, pero no puedo parar de hipar y de sollozar un poco.
Tengo que tener una pinta horrible.
Chris me acaricia las mejillas con las manos y me seca las lágrimas.

-Por favor, créeme. Sólo te pido una oportunidad, no te voy a fallar. Déjame demostrarte que me importas.
-¿Por qué debería creerte?
-Porque estoy muy arrepentido. Todo lo que te hice tiene una explicación, de verdad. Todo.
-Pues explícamelo.
-No puedo, Sam... no lo entenderías.
-¿Que no lo entendería? ¿Cómo quieres que te crea? ¿Cómo? ¿Cómo pretendes...?
-Para, por favor.-me corta.

Le miro a los ojos. Parece muy afectado por todo lo que está pasando. Tiene el ceño fruncido, la cara contraída en una mueca de disgusto. E incluso parece que tiene los ojos húmedos.

-No puedo creerte si no me lo explicas, Chris.
-Es que tengo miedo, Sam.
-¿Miedo? ¿De qué?
-De que no lo entiendas. De que me rechaces por ello. De que me des la espalda.
-No lo haré. No soy así.
-Pero es que me da pánico que no me creas y que pienses que estoy loco... no sabes... el miedo que me da...

Esto último lo susurra.
Me aparta la mirada. Creo que está llorando.
En efectivo, ha llorado un par de lágrimas.
Le agarro la cara con las dos manos y le obligo a mirarme. El tacto de su piel es tan cálido y tan terso que me maravilla.
Imitando su gesto, limpio sus lágrimas con mis dedos.

-Te prometo que no te meteré en un psiquiátrico.
-Es muy duro, Sam. Y muy difícil de creer y digerir. Es mi mayor secreto, casi nadie lo sabe.
-Te vuelvo a prometer que no te mandaré a un manicomio. Te doy mi palabra.-le digo, intentando hacer la gracia.

Por lo menos sonríe un poco.
No parece muy por la labor de contarme el por qué me hizo todo aquello, por lo que tomo la iniciativa.

-¿Sabes que le tengo pánico a los perros? -suelto. Él me mira, casi riéndose y sorprendido. Yo asiento, sonriendo también.-Una vez uno me saltó encima y casi me arranca la cara de un mordisco.
-Vaya. Entonces normal. A mí me encantan los perros.
-A mí también, pero me dan mucho miedo. Sobre todo los grandes.

Así empezamos una especie de juegos de secretos.
Chris me cuenta un par de secretos de su infancia con los que nos reímos muchos. Yo también comparto con él muchas confidencias sin importancia, pero finalmente empezamos a contar cosas más íntimas.

-Yo nunca he tenido novio.-susurro. Él abre mucho los ojos y me mira, sonriendo.-No te rías...
-No me río, solo me sorprendo.
-¿Por qué?
-Porque eres muy guapa, interesante y divertida. No sé quién leches no se ha fijado en tí.
-No me hagas la pelota...-digo, intentando ocultar mi rubor.
-No lo hago. Es la verdad.

Tras unos segundos en silencio, rompo el hielo y digo:

-Te toca un secreto.

Él se toma un intervalo corto de tiempo para pensarlo. Sin mirarme, me confiesa:

-Tengo arritmias. Problemas de corazón.
-¿De verdad?
-Sí. Desde que era crío. Tengo un sistema eléctrico que me ayuda a regular los latidos.

No sé qué contestarle, pero por suerte ahora es él el que interviene:

-Te toca.
-Mmm... soy una persona muy insegura de sí misma. Todo lo nuevo me asusta. Casi nunca encajo con la gente de mi alrededor porque mis complejos me impiden hacerme notar y acercarme a las personas.
-¿Tienes complejos? ¿En serio? -dice, con los ojos como platos. Yo asiento.-Sam... eres totalmente idiota. No tienes nada de qué avergonzarte.
-Pues siempre he creído que sí. Durante toda mi vida he estado a la sombra de Daniela. Ella sobresale en todo lo que hace.
-No tienes nada que envidiarle a Daniela.
-Es... perfecta.
-No. Tú eres perfecta.
-Deja de decirme eso. Tú te has enrollado con ella, así que algo tiene que tener...
-No he dicho en ningún momento lo contrario. Pero ella no es perfecta. Si quieres te miento y te digo que eres horrible, aburrida e idiota.
-No estarías mintiendo.
-De verdad... no tienes razón. Ninguna. Eres preciosa.

Los dos desviamos la mirada. Mi corazón va a estallar en cualquier momento, al igual que mis mejillas.
Respiro hondo con una estúpida sonrisa en los labios y susurro:

-Te toca...

Chris me vuelve a mirar a los ojos. Siento que ese azul me va a absorber en cualquier momento y que me va a hundir con él negándome cualquier escapatoria.
Él suspira pesadamente, como casi siempre hace.




-Este es mi mayor secreto. Me da muchísimo miedo contártelo por miedo a que me rechaces y a que te asustes.
-Creo que podré soportarlo.
-Bueno... allá va. ¿Crees en Dios?
-La verdad es que no...
-Pues empezamos mal.-vuelve a suspirar, desviando la mirada.-¿Y en los ángeles de la guarda?
-No lo sé... quizás... ¿por qué me preguntas todo esto?
-¿Qué piensas de la vida después de la muerte?-me pregunta, ignorando mi cuestión.
-No lo sé, Chris. Nunca he pensado en ello...
-Lo que quiero preguntar es... ¿crees en la vida después de la muerte? O sea, en los espíritus o almas perdidas, como quieras llamarlo.
-No sé. ¿Supongo? Escúpelo ya, por favor.

Chris cierra un momento los ojos y respira muy muy hondo antes de volver a abrirlos y decir:

-Veo espíritus, Sam.

Continuará.















A ver si me comentáis un poquito más... D:

2 comentarios:

  1. cada dia veo si subes o no la verdad es que me tienes pegada *-* me encanta tu fic *-* ojala subas pronto, me alegras los dias! Chris ve espiritus y le pedio una oportunidad a Saaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaam!! que se pudra su hermana ¬¬ mas suelta ¬¬ xD

    Saludines cuidate y sube pronto si??
    Atte
    Alex
    E.A

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  2. me encantoooo es super interesante
    perdon por no comentar antes es que no tuve tiempo la universidad mata!
    http://enamoradadebill.blogspot.com.ar/
    este es mi blog espero que te guste
    bye cte:)

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