jueves, 8 de noviembre de 2012

Capítulo 16

-¿Te encuentras mejor?-pregunta Cristal, sentada sobre uno de los lavabos de los baños comunes.

Yo, sentada en el sucio y frío suelo del baño de chicas común y con la espalda apoyada en la pared, suspiro pesadamente.

-Siento todo este numerito.-me disculpo.
-No digas eso. Ya era hora de que le dijeses algo.
-Pero me siento mal...
-Llevas sintiéndote mal mucho tiempo, Sam.
-Pero ella te ha insultado y no tenía derecho a hacerlo.
-Pero que a mí me da igual lo que me diga. No tiene razón y mucho menos tiene ningún significado para mí. A Daniela es que siempre la han tenido en tan alta estima que se lo ha terminado creyendo hasta tal punto que te pisotea a tí para quedar por encima tuyo. Pero a mí no me engaña. No vale un duro. Y tú sí, tú vales muchísimo más que ella. Métetelo en la cabeza.
-... Gracias...-susurro, tratando de contener las lágrimas de emoción.
-Pero vamos a dejar este tema por hoy, ¿vale? Vámonos, que llevarán un rato esperándonos abajo.

Ella se baja del lavabo y me tiende la mano.
Antes de aceptarle la mano me seco las lágrimas con muchísimo cuidado para no estropearme el maquillaje.
Luego ella me ayuda a levantarme del suelo y me sonríe confidencialmente.
Por todo el camino hasta llegar fuera, Cristal no me suelta la mano. La gente nos miraba al pasar con unas sonrisitas estúpidas en la cara, como dando por hecho que los rumores eran ciertos.
Tom, Bill, Chris y los que deben ser Georg y Gustav nos esperan en la puerta, hablando entre ellos.
Cuando nos acercamos nos miran. Primero miran a Cristal, luego me miran a mí.

-¿Pasa algo?-pregunta Bill.
-Nada. No pasa nada.-responde Cristal antes de que yo empezase a contar mi absurda historia. Y se lo agradecí profundamente, aunque no se lo dije.
-Entonces, ¿nos vamos?-propone Tom.
-¿Os habéis acordado de llevarle los nombres de los que salimos al director?-se asegura Cristal. Tom asiente.-Pues entonces, sí, vámonos. ¡Ah! Por cierto... Georg, Gustav, esta es Sam.

El primero que se acerca a darme dos besos es Georg, un chico de estatura media con pelo liso, castaño y con ojos verdes. Me saluda mientras sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.
Después se acerca Gustav. También de estatura media, rubio y con ojos marrones. Éste es un poco más tímido que Georg, pues me ha sonreído nerviosamente. Se parece un poco a mí.

-Encantada de conocerte -me dice Gustav.
-Igualmente -musito.

Entonces, ahora sí, echamos a andar y a perdernos por las calles de Hamburgo. Supongo que desde las cinco de la tarde hasta las diez podremos hacer algo.

-x-

-¿A dónde os apetece ir ahora?

La pregunta la hace Cristal tras salir de la pizzería en la que hemos cenado. Mientras nos sentamos en uno de los bancos que hay en un parque situado justo al lado de la pizzería, Bill comienza a pensar a dónde podríamos ir.

-Pues no se me ocurre ningún sitio, la verdad...-confiesa Tom.
-¡Ya sé! -exclama Bill con una enorme sonrisa en la cara.-¿Recordáis el bar que frecuentábamos mucho el año pasado?
-¿El que estaba pegado a la tienda erótica?-intenta adivinar Georg.
-Tú siempre piensas en lo mismo -saltan a la vez Bill, Tom, Gustav y Cristal. Yo estallo a reír sin querer.

Georg pone los ojos en blanco, aunque también se echa a reír.

-No, en serio... creo recordar que estaba junto al Sex Shop.-afirma.
-Como para no recordarlo... ¡si estás allí metido todo el día! -suelta Tom, y todos los demás vuelven a reírse.
-¿Entonces vamos allí?

Todos asentimos, pero nuestra mirada se fija en Chris que está como en trance mirando a un punto lejano del parque.
Tiene una mirada extraña. Entre sorprendido y asustado. Quizás solo sean imaginaciones mías.
Miro en esa dirección, pero ahí no hay nada.

-Chris. ¡Eh!-Tom le golpea en el brazo, y él parece volver en sí.
-¿Qué?
-Que si vamos al bar del año pasado. Que estás en tu mundo.
-Ya, pensaba en otras cosas.
-No hace falta que lo jures. Entonces qué, ¿te parece bien?
-A mí me da igual.-se encoge de hombros.
-Pues venga, vámonos.
-Pero antes paramos en el Sex Shop, que Georg querrá comprarse algún modelito.-sugiere Bill con las cejas alzadas y mirando a Georg.

Todos estallamos a reír de nuevo mientras Georg intenta tirarse sobre Bill y darle su merecido.
Bill, Georg, Gustav, Tom y Cristal van en cabeza. Estos dos últimos abrazados y besándose de vez en cuando. Yo voy tras ellos sonriente. La verdad es que me alegro de haber salido.
Mientras tanto, Chris va tras de mí. En silencio. Apenas se le oye caminar.
Paro un momento hasta que él me alcanza. Estamos en silencio durante unos segundos hasta que me veo capaz de hablar.

-Oye, ¿te encuentras bien?
-Sí -contesta, sin mirarme.-¿Y tú?
-Eso creo...

Chris sorbe por la nariz y luego sube más la cremallera de su chaqueta.
Entonces, de repente, hace muchísimo frío. Igual ha sido una repentina corriente de aire frío, pero he empezado a tiritar y la piel se me ha puesto de gallina.
Me abrazo a mí misma y Chris me observa.

-¿También tienes frío?-asiento, mientras me castañean los dientes.-Normal, con el plan que tenemos...
-¿Qué plan?-él suspira.
-Me refiero al tiempo.
-Oh... puede que tengas razón.
-Y tú, que vienes así, sin abrigo. Menudas ideas tienes.-pone los ojos en blanco.
-Vaya hombre, perdón por estar antes a una buena temperatura y que luego haya empezado a hacer frío como si nada.
-Siempre me contestas tonterías.
-Es para que no te pierdas. Imbécil.

Chris sonríe anchamente hasta que nos vuelve a golpear otra ráfaga de aire frío.

-Maldita sea.-se queja él, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta.

Yo no digo nada, pero creo que en cualquier momento se me van a entumecer los dedos de las manos.

-Vamos, queda poco...-me anima él.
-¿Eres siempre tan bipolar?
-Como un polo te vas a quedar tú como no aligeres el paso.

Me estoy helando, joder.
Mientras me abrazo hinco los dedos en los brazos, por lo menos para sentir que aún puedo mover los dedos y que tengo un mínimo de sensibilidad.

-Toma.

Chris me tiende su chaqueta y yo le miro con los ojos como platos.

-Vale, que tú me des tu chaqueta me asusta. ¿No tendrá bichos dentro o algo parecido...?
-No seas idiota. Póntela. Me pones nervioso con tantos temblores.
-Joder con el señorito.

Le arranco la chaqueta de las manos y en dos segundos me la pongo.
El calor y el olor que desprende él aún impregna la chaqueta, y me resulta un gran alivio.
Ahora es Chris quien se abraza a sí mismo. Tiene las manos rojas del frío, igual que la nariz.
Entonces, repentinamente y sin pensar, decido acercarme un poco a él. Y un poco más. Y más.
Camino a su lado durante unos segundos hasta que tengo el suficiente valor como para agarrarme a él. Por lo menos, para transmitirle un poco de calor.
Él me mira. Entre sorprendido y asustado. La misma mirada que tenía antes cuando estaba en trance.

-¿Qué estás haciendo?
-Intentaba... bueno, lo siento.

Me separo de él y, roja como un tomate, me quito su chaqueta y se la devuelvo.
Tras eso, camino delante de él, intentando no toparme con su mirada. Huyendo de él. De mi estupidez por haber
pensado que él querría estar tan cerca de mí.

-A la mierda. Espera, por favor... -me llama alzando un poco la voz.






Yo no le hago caso. Me siento muy avergonzada por lo que acababa de intentar y no quiero que él se ría de mí.
Pero él no desiste. Me alcanza en dos o tres zancadas y se pone a mi lado.
Me coloca su chaqueta sobre los hombros y, para mi sorpresa, me pasa un brazo por los hombros.
El corazón se me acelera demasiado y de pronto ya no tengo frío. Rezo por que Chris no oiga los latidos de mi corazón desenfrenado y, como en un sueño, me agarro a él.
No hay más conversación, sólo se oyen nuestros pasos sobre el suelo.

Continuará.

1 comentario:

  1. aaaaaaaah!!que tierno chris, desde un principio odie al daniela ¬¬ la detesto ¬¬, sube pronto sii??? gracias por subir seguido, llego del cole a leers :D

    cuidate saludos
    Atte Alex

    ResponderEliminar