jueves, 8 de noviembre de 2012

Capítulo 17

Cuando llegamos a la puerta del bar Chris y yo nos separamos.
Somos revisados por dos enormes seguratas que parecen mantener una divertida charla con Bill y Tom. Seguidamente nos ceden el paso.
El ambiente es pesado, ruidoso y agobiante. Nunca me han gustado los locales así de llenos.
Una luz amarillenta ilumina la estancia, haciéndola un poco más cálida.
Tom nos hace una seña para seguirle y nos guía hasta los laterales del lugar, donde se encuentran las mesas. Todas están rodeadas por cuatro sillas y por un sofá.
Elegimos una de las mesas y nos acercamos a ella. Tom, Gustav y Chris se sientan en las sillas y Bill, Georg, Cristal y yo en el sofá.

-¿Qué queréis beber?-pregunta Tom, frotándose las manos.
-Somos menores... no nos van a dar bebidas alcohólicas.-recuerdo.
-Si no nos dieran bebidas nos habríamos montado un botellón en la calle -me dice Tom, sonriendo.-Tenemos enchufe por aquí. Así que, ¿qué queréis?

Y todos empiezan a pedir bebidas que no había oído en mi vida. Será porque el alcohol y yo no hemos tenido demasiados encuentros...

-¿Tú qué quieres Sam?-me pregunta Cristal.
-Pues no sé... ¿qué te has pedido tú?
-Ron con cocacola.
-Pues eso mismo.

Tom vuelve a repetir las bebidas que quieren cada uno y cuando ve que no se le olvida ninguna, va con Georg y Gustav a por ellas.
Mientras tanto, los demás nos quedamos sentados en nuestros sitios mirando a varias personas bailar.

-Luego bailaremos, ¿no?-pregunta Cristal.
-Yo no sé bailar.-respondo instantáneamente, algo alarmada.
-Ni yo -corrobora Bill.
-Sam, tú si vas a bailar conmigo.-anuncia Cristal.-A Bill ya le he intentado convencer mil veces y no cede...
-Acabo de decir que no sé bailar...
-Ninguno sabemos bailar.
-Bailando me siento ridícula, Cristal.
-No digas tonterías.

Abro la boca para protestar, pero lo veo un intento en vano, así que me acabo callando.
Minutos después aparecen Tom, Georg y Gustav con las bebidas en las manos casi haciendo malabarismos.
Las sueltan todas en la mesa y cada uno coge la suya. De no ser porque Cristal me ha dado la mía, no sabría cual es.
Todos empiezan a beber y a hablar entre ellos, riéndose.
Yo, entonces, miro mi enorme vaso y me decido a llevármelo a los labios.
Los entreabro y dejo pasar el líquido extraño.
Piel de gallina, escalofrío. Qué asco joder.

-¿No te gusta?-me pregunta Gustav.
-No demasiado...-respondo, haciendo una mueca.
-Si quieres te la cambio, que no me importa. Igual esta te gusta más.
-¿Qué es?
-Mojito.

Yo asiento y deslizo el vaso por la mesa hasta que llega a Gustav, y él hace lo mismo.
Huelo el interior del vaso. Éste por lo menos huele mejor que el ron con cocacola.
Me llevo el vaso a los labios y, efectivamente, este sí me gusta.

-Vamos, Sam.-me dice Cristal, agarrándome de la mano y arrastrándome hacia la muchedumbre que baila.
-¿Es necesario que baile?-le lloriqueo, dándole otro sorbo a mi bebida tras eso.
-Sí -contesta, sonriendo.

Nos adentramos en la pista de baile, abriendo paso entre la muchedumbre acalorada y eufórica.
Yo le doy un sorbo más a mi bebida, pensando que me haría mucha falta para poder bailar.
Entonces, Cristal comienza a moverse al ritmo de la música y yo no sé qué hacer.
Pero poco a poco, la música tan pastillera que suena en el bar hace que tenga ganas de moverme. Y de hecho, me pongo a bailar.
Bueno, creo que bailo. La verdad esque no sé muy bien lo que estoy haciendo, pero me muevo.
Me empiezo a reír a carcajadas imaginando el ridículo que debo de estar haciendo y Cristal se une a mí. Ella me agarra una mano y me hace dar una vuelta.
Los siguientes movimientos los hago para ver si viene a mí una pequeña brisa de aire que me quite el calor, aunque sea sólo un poco.
Entonces, Tom se abre paso entre el bullicio y se une a nosotras, riendo como un descosido y con la cara roja del calor.
Cuando quiero darme cuenta, veo a Cristal y a Tom enrollándose en medio de la pista. Eso me incomoda un poco, por lo que me doy la vuelta, con mi vaso y sigo haciendo movimientos extraños con mi cuerpo.
Unos minutos después, para mi sorpresa, un chico alto, guapo y rubio se acerca a mí y empieza a bailar conmigo, con una mano en mi cintura.
Al principio me gustaba, me lo estaba pasando bien con ese chico del que todavía no sé su nombre; pero empiezo a alarmarme cuando me pega más a su cuerpo y empieza a manosearme.
Intento salir de la situación, y digo:

-Me voy, que estoy cansada...
-Espera mujer, que todavía no ha acabado la canción...-me pide, sonriendo.

Vuelvo a intentar desasirme de él cuidadosamente. Me agobio cuando veo que lleva su boca a mi cuello. Le doy un empujón del que me avergüenzo, pues no he podido separarlo de mí ni dos centímetros.
Vuelvo a intentar apartarlo de mí con otro empujón más fuerte, porque los nervios y el agobio me sube un poco la adrenalina. Esta vez consigo apartarlo.
Pero cuando intento escapar del gentío, me agarra de la muñeca y me vuelve a pegar a él.
Le empiezo a gritar que me suelte, aunque parece ser que nadie me oye, nadie me ayuda. Vuelvo a intentar empujarle, pero agarra con fuerza mi brazo derecho. Y le veo alzar el puño para llevarlo a mi cara. Cierro los ojos.


















































Pero no ocurre nada. La presión que estaba ejerciendo su agarre en mi brazo derecho desaparece de pronto y con un poco de brusquedad. 


-Ni se te ocurra ponerle una mano encima.

La voz de Chris defendiéndome se me hace muy extraña y no puedo evitar mirarle con los ojos como platos.
El chico rubio, a pesar de que Chris le saca diez centímetros de altura por lo menos, se encara con él y le dice:

-¿Y quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer?

Bill me pasa un brazo por la cintura y me aparta de la discusión un poco.
Me abraza con fuerza y me acaricia el pelo. Yo apoyo la cabeza en su hombro, tratando de asimilar lo que había estado a punto de pasar. Pero no tengo la suficiente cordura como para corresponderle el abrazo.

-Lo siento. Lo siento. Sam, de verdad que lo siento... debimos estar más pendientes... lo siento...-me susurra Bill en el oído.-¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?-niego con la cabeza.-Si ese cabrón te llega a tocar... te juro que...

Aunque Bill me tiene bien sujeta yo estoy demasiado indignada como para dejarme hacer. Me aparto de él lentamente para que no se sienta dolido por no hacer caso de sus consuelos. Pero él no deja que le suelte la mano.

-A tí no te importa quién sea yo.-le espeta Chris al chico.-Estamos hablando de tí, que eres un puto subnormal.
-Pues no seré tan subnormal cuando esa zorra -me señala -estaba dispuestísima a chupármela.

No consigo reaccionar a tiempo.
Cuando soy capaz de soltarme de la mano de Bill, que intenta retenerme, Chris ya le ha pegado el primer puñetazo a ese tío. Éste cae al suelo de golpe, con una mano en la mandíbula.
Antes de que mi defensor pudiera seguir con lo que había empezado, me pongo delante de él. Le pongo las manos en el pecho y lo empujo hacia atrás, apartándolo.

-Déjalo, no merece la pena...-le susurro.- Está borracho.

Chris intenta apartarme de su camino para ir a por él de nuevo, pero no estoy dispuesta a que se meta en líos por mi culpa.
Vuelvo a empujarlo hacia atrás. Él, por primera vez desde que estamos en el bar, me mira a los ojos.
Tiene el ceño fruncido, la respiración muy irregular y los ojos centelleándole por la rabia.
Yo le devuelvo la mirada y repito:

-Por favor. Déjalo. Ya ha tenido su merecido. Olvídalo.

Su vista sigue enfocada en mí, pero también mira al chico que aún está tirado en el suelo, consciente pero herido.
No dejo de mirarle a los ojos para, cuando me mirara, transmitirle un poco de cordura.

-Vamos, Chris. Ya basta.-Tom le agarra del brazo y tira de él para sacarlo de allí.

Antes de que Tom lo consiguiera, Chris me mira por una última vez. Clava sus ojos en los míos como dos puñales y no deja de observarme hasta que lo apartan de mí.
Bill vuelve a cogerme de la mano y tira de mí hacia él. Me pasa un brazo por los hombros y yo consigo abrazarme a él temblando como un flan.

-Tranquila. Ya pasó todo.-me dice suavemente.-Menudo hijo de puta.

Yo no digo nada. No soy capaz de pronunciar una palabra.
Bill me lleva con los demás. Gustav y Georg vienen casi corriendo hacia donde Bill y yo nos encontramos.
Los dos parecen muy enfadados y preocupados.

-¿Estás bien, Sam? ¿Te ha hecho daño? -me pregunta Georg, mirándome directamente a los ojos.
-No, tranquilos. Está bien, no ha llegado a golpearla.-intenta tranquilizar Bill.
-Lo sentimos mucho, de verdad. No estábamos pendientes de lo que ocurría...-se disculpa el pobre Gustav, que parece muy afectado.

Sin embargo yo aún no puedo emitir ningún sonido.
Georg me acaricia la mejilla con los dedos y me sonríe un poco.
Bill me sigue arrastrando hasta donde estábamos sentados y yo mientras busco a Chris con la mirada.
Está sentado en una silla pero en otra mesa. Tom está de pie junto a él, con una mano en su hombro y presionándole suavemente, tratando de tranquilizarlo. Cristal está agachada delante de su hermano, hablando con él. Pero él no le contesta, sino que me vuelve a mirar.
Bill me sienta en la silla y me hace mirarlo. Sus ojos me observan muy preocupados y muy arrepentidos.
Yo quiero decirle que estoy bien, que no me pasa nada. Pero no me sale nada.
Él coge un vaso de agua de nuestra mesa.

-¿Quieres agua? Te sentará bien.-yo asiento, y él me da el vaso.

Lo llevo como puedo a mis labios, pues aún estoy temblando. Y creo que voy a estar un rato así.
Él me observa realmente compungido y culpable. Y no lo soporto.
Trago un poco de agua y me siento un poco mejor.
El corazón aún me late a un ritmo muy acelerado. No es sólo por la pelea y lo sé. Sé que es por quien ha ido a defenderme.
Abro la boca para hablar, pero tengo la garganta todavía seca. Bebo un poco más de agua, carraspeo y, sin mirar a Bill a los ojos, musito:

-Quiero volver. Por favor.-suplico.
-Claro. Se lo digo a los demás y nos vamos enseguida, ¿vale?-yo asiento, sin poder mirarle a la cara.
-No te preocupes.-su voz me sienta como una jarra de agua fría.-Yo la llevo.

Bill mira a Chris detenidamente. No sé qué pretenden decirse con la mirada, pues no me atrevo a mirar a ninguno de los dos.

-...¿seguro?-pregunta Bill. Chris debe de asentir, pues Bill se agacha delante de mí y me hace mirarlo.-Sam, Chris te va a llevar, ¿vale? Tranquilízate, duerme. Y lo siento. De verdad que lo siento.

Me aparta el pelo de la cara para mirarme a los ojos. Yo le devuelvo la mirada y asiento.

-No te preocupes. Ya estoy mejor...-le miento. Pero esta mentira me sale bastante creíble.

Me levanto de la silla y, junto a Chris, me dirijo hacia la puerta.

Continuará.

2 comentarios:

  1. ya quiero leer el proximo esta muy interesante todo lo que escribes en serio y gracias por pasarte a mis fic's cuidate bye

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  2. 17 CAPITULOS!? ... uuuuh!! este finde tengo mucho que leer! a ver si me da tiempoooo!! gracias por pasar los otros dias! yo la verdad no creo que pudiese hacer una carrera de letras ya que odio estudiar y no me gustan nada las letras! pero bueno me alegra mucho que te vaya genial! yo...no sé en qué carrera me voy a meter segun la nota tendré que elegir imagino..
    bueno.. voy a ponerme ha estudiar a ver si luego me da tiempo leer!! chao cuidate :)

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