Capítulo 12

Me miro al espejo del vestuario mientras me vuelvo a recoger el pelo en una cola.
Menuda paliza de voleibol nos ha dado el profesor de educación física. Sobre todo a las chicas. Los chicos han estado en el patio jugando al fútbol.
Creo que me he ganado alguna que otra enemiga en clase... lo digo porque a algunas les he golpeado la cabeza con el balón sin querer. Y además me han echado miradas asesinas.
Una toalla se extiende delante de mi cara.

-Toma. Tenemos diez minutos para ducharnos, así que yo que tú me daría prisa.-me explica Daniela, colocando su toalla sobre el lavabo.
-Ya, ya voy.

Ella comienza a recogerse el pelo con la mano y luego pasa a hacerse la coleta.
Entonces me doy cuenta de que todas las chicas están ya desnudas en mitad del vestuario, solo llevan encima la toalla. O algunas ni eso...
Me voy a una de las esquinas del recinto y, mirando a la pared, comienzo a quitarme la camiseta. No quiero que una cotilla venga a preguntarme por mis manchas.
Procedo a quitarme también los pantalones y las zapatillas de deporte. Me desabrocho el sujetador fácilmente y antes de quitármelo, me tapo con la toalla. No me hace demasiada ilusión que se me vea todo.
Imito a las demás chicas y me llevo la ropa colgada en el brazo para ponerlas sobre la puerta de la ducha.
Pero, entonces, por las sorpresas que nos da la vida en ocasiones, no hay ni una ducha libre. Una chica rubia rellenita de ojos azules y yo somos las únicas que quedamos por ducharnos.
Me siento a su lado en uno de los bancos que hay repartidos por el vestuario y nos quedamos en silencio.

-Hola -me da por saludarla. Ella me mira y se piensa unos segundos si contestarme.
-Hola -acaba diciendo.
-Soy Sam.
-Yo Lisbeth. Encantada.
-Igualmente...

Y así nos quedamos, sin saber de qué más hablar y esperando con ansia que alguna de las chicas salga ya del baño.

-¿Tú también eres lesbiana?-me pregunta Lisbeth de pronto y yo me quedo tan alucinada por la pregunta que casi entro en trance.
-¿Qué?
-No sé... como eres amiga de Cristal Williams, igual...
-¿Qué tiene que ver?
-¿No has oído los rumores?
-¿Qué rumores?-acabo de llegar, por si no lo sabes...
-Bueno, no se lo digas a nadie, pero...-es un rumor, se supone que lo sabe todo el mundo.-... la gente dice que un día una chica de noveno vio a Cristal besar a una tía en uno de los baños.
-Ohm... ¿y qué tiene que ver eso con que me preguntes si soy lesbiana?
-No sé, ya te lo he dicho... alomejor eras una especie de amiga con derecho a roce de Cristal, o algo parecido.
-Pues... no, no lo soy, que yo sepa.
-Si te soy sincera, creo que yo también soy lesbiana.
-¿En serio?
-Ajá. Antes he mirado a Yuriel cuando estaba desnuda.

Vale.
Vale.
Vale.
Vale...
¿Hola? ¿Estás loca? ¿Qué te ocurre? ¿Tienes algún grado de retraso mental? ¿QUÉ TE OCURRE, MUJER?
Parpadeo varias veces y acabo contestando:

-Pues igual lo eres...

Entonces, una chica sale envuelta en su toalla y escurriéndose el pelo con las manos.
Me levanto a la velocidad del rayo para huir de Lisbeth y entro a la ducha libre.
Cuando cierro la puerta tras de mí respiro hondo, aliviada de no tener que aguantar un segundo más la demencia de este sitio. Al menos durante cinco minutos.


~

-Cuánto has tardado.-me dice Cristal cuando salgo del vestuario, helada.-Tienes que coger la mochila, ¿cierto?
-Ajá... pero creo que llegaré tarde.
-No te creas, en los cambios de clase da tiempo a todo.
-Oh... vale. Entonces iré a por ella y nos vemos en clase...
-Si quieres te acompaño.
-No, gracias. Ahora nos vemos.

Salgo casi corriendo del lado de Cristal de una forma exagerada. Creo que Lisbeth me ha lavado el cerebro.
Me siento ridícula huyendo de la persona que me ha apoyado desde que llegué al internado, pero ha sido algo... ¿instintivo? No sé. Supongo que me ha afectado el hecho de que alguien piense que soy la “amiguita” de Cristal.
El pelo rojo de mi hermana resalta en el patio del internado, y acelero el paso para alcanzarla.
Está hablando con uno de los chicos de nuestra clase. Creo que se llama Ian.

-Dani -ella se gira para mirarme. Ian también lo hace. Daniela y los chicos. Es tan predecible...-espérame.

Ella obedece y aminora el paso hasta que consigo caminar a su lado.

-Tenemos que ir a por la mochila...-recuerdo.
-Ya la tengo aquí.-señala su hombro izquierdo.
-¿Por qué no me has avisado?
-Bueno, estabas ahí hablando con la lesbiana de tu amiga.

Otra que dice que Cristal es lesbiana. ¿Y qué si lo es?
Lo que más me molesta es que me ha dado una ráfaga de vergüenza.

-Se llama Cristal.
-Como si es la reina de Inglaterra.-pone los ojos en blanco, y me dan ganas de estrangularla.
-Bah, olvídalo. Ahora nos veremos.

Y dejo sola a Daniela con su nuevo amigo Ian.
Por el camino voy sola. Cuando estoy a punto de entrar en el edificio de chicas, alguien me llama la atención.

-¡Sam!-Elliot me saluda en la puerta y me sonríe. Tiene el libro de Historia en la mano y una mochila negra colgada a su hombro.-¡Cuánto tiempo!
-Hola -le saludo, devolviéndole la sonrisa.
-¿Vas a Historia?-pregunta, mostrándome el libro. Yo asiento.-¿Te espero y vamos juntos?
-Claro. No tardo.

Él me vuelve a sonreír y yo salgo pitando escaleras arriba.
No hay casi nadie ya en los pasillos, lo que hace que me estrese un poco más.
Busco las llaves en el bolsillo de mi falda y cuando la encuentro abro la habitación en un segundo.
Me encantaría tumbarme en la cama ahora mismo y dormir.
Cojo mi mochila blanca y negra y con movimientos y giros bruscos guardo todos los libros que me hacen falta en ella, además de los cuadernos y los bolígrafos.
Me la cuelgo al hombro, salgo y cierro la puerta para luego echar a correr escaleras abajo.
Ya no hay nadie, sólo está Elliot mirando su reloj de muñeca, acordándose de toda mi familia.

-¡Lo siento! -me disculpo nada más llegar- olvidé guardar los libros ayer...
-No importa, pero hace ya 5 minutos que deberíamos estar en clase, así que, ¡corre!

A paso apresurado recorremos todo el recinto, buscando nuestra aula común.
Cuando la encontramos Elliot llama a la puerta y yo trago saliva, muerta de vergüenza.
La puerta la abre una mujer mayor, de pelo castaño (teñido), liso y con gafas enormes. Me mira de arriba a abajo sin ningún reparo y esboza una mueca de disgusto.

-¿Qué horas son estas?-joder, hemos llegado 5 minutos tarde, no media hora.
-Lo siento, profesora. Es que Samantha es nueva y había olvidado traer los materiales y la he esperado.-Elliot habla con una tranquilidad y una serenidad que imponen.

La profesora no deja de mirarme ni un momento. Niega con la cabeza como si yo no tuviera remedio y me suelta:

-Que no se vuelva a repetir, ¿entendido? La próxima vez le pondré falta.
-Lo siento.-me disculpo y entro tras Elliot a la clase.

Todos están sentados en sus respectivos sitios con sus compañeros. Daniela me espera sentada en uno de los pupitres.



Elliot va a ocupar su sitio y yo voy a sentarme con mi hermana.
Ocupo el asiento vacío y dejo la mochila en el suelo, sacando de ella el libro de Historia, el estuche y uno de los múltiples cuadernos.

-¿En qué página estamos?-le susurro a mi hermana cuando la profesora comienza a explicar el tema.
-Veintidós -contesta simplemente.

La busco rápidamente y me relajo en la silla, escuchando a la profesora.
Genial, la revolución industrial. Odio Historia.

Continuará.