domingo, 11 de noviembre de 2012

Capítulo 19

-Que ves... espíritus...-musito lentamente.
-...Sí...

Aunque me gustaría decirle algo, no sé cómo expresar mi incredulidad y mi repentino miedo.
La respiración de Chris me pone muy nerviosa, aunque creo que el que más nerviosismo está conteniendo es él.
Él espera pacientemente a una reacción, la que sea. Pero soy incapaz de moverme.
Muy bien. Acaba de decir que tiene una especie de sexto sentido. Que ve muertos. ¿Se supone que debo creerle? ¿Me está tomando el pelo? ¿Qué debo decir? ¿Cómo debo actuar? ¿Salgo corriendo? ¿Me río?
Me atrevo a mirarle un momento a los ojos. Él no ha dejado de observarme durante todo este tiempo en el que he estado en trance, pensando.
Respira hondo y traga saliva sonoramente.

-...¿y bien...?-susurra.-¿Qué... piensas?
-Es que no sé si lo estás diciendo en serio o si me estás gastando una broma que no tiene ni puñetera gracia...

Él desvía la mirada hacia el suelo. Parece dolido.

-Chris.-sigue sin mirarme.-Oye, no te estoy diciendo que no te creo...
-Pero es que yo quiero que me creas.
-Y yo quiero creerte.
-No puedo demostrarte que los veo.
-Ya me imagino.
-¿Entonces? ¿Qué puedo hacer para que me creas?
-...No lo sé...

Chris sigue sin dirigirme la mirada. Tiene las manos cerradas en puños y su respiración irregular me cuenta que está desesperado.
Intento acercarme a él, tocarle, incluso abrazarle... pero me rechaza. Se abraza a sí mismo y respira muy hondo.
Me acerco a él de nuevo y, aunque vuelve a rechazarme, me agarro a él, abrazándolo por la espalda.

-Sabía que no me creerías...-me susurra.
-No seas injusto. No puedo creer que ves algo que yo no.
-¿Ves el viento? ¿El oxígeno? ¿Los gérmenes? ¿Los virus? ¿Ves algo de todo eso?-niego con la cabeza.-¿¡Entonces por qué puedes creer que existen y no puedes creerme a mí!?
-Tienes que entenderme a mí también. Es algo muy extraño... y me da miedo.
-¿Que te da miedo?-espeta, dándose la vuelta y deshaciéndose de mi abrazo.-¿Que tú tienes miedo? Tú no sabes lo que es tener miedo. Tú tienes la puta suerte de no ver la mínima parte de lo que nos rodea; pero yo he visto mucho durante toda mi vida y, créeme, el miedo no sirve para explicar lo que siento.

Todo eso me lo suelta en voz alta, con los ojos llenos de lágrimas.
Me hace sentir tan culpable y tan mal que me repugna.

-Además, ¿por qué si no te trataba así antes? ¿Crees que lo hacía porque me apetecía? ¿No piensas que podía tener miedo a estar cerca de tí?

Esa posibilidad me golpea como una maza. Consigue que un escalofrío me recorra desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies.

-¿...Qué...?-consigo articular.-¿Qué quieres decir?
-¿Tú qué crees, Sam?
-¿Qué has visto?

Me mira durante unos segundos en los que creo que el ansia por saber me va a consumir poco a poco.
Pero desvía la mirada y susurra un simple:

-No lo sé.
-¿Cómo que no lo sabes?
-Pues como que no lo sé, Sam. A algunos no logro verles la cara que tuvieron en su otra vida. Su... cara humana.
-Entonces ¿qué es lo que ves?
-No sabría explicártelo. Sólo sé que son tan inquietantes que incluso me alegro cuando veo a los que sí tienen cara humana...-hace una breve pausa y gesticula un poco con las manos.-Poseen un cuerpo humano pero... sus caras son...

Deja caer las manos, rendido, sin poder explicarse.
Un poco temblorosa, me decido a volver a respirar.

-Te acompañan unos cuantos: algunos son mujeres, otros hombres...-susurra, sin mirarme. Yo trago saliva sonoramente y cierro los ojos un momento, notando como un sudor frío me recorre la espalda. Dios, tengo el estómago revuelto.-pero normalmente sólo te siguen uno o dos como mucho.
-¿Y por eso me tratabas así...?-él asiente.
-Lo siento. No tienes la culpa de ello, pero... no pude evitar comportarme de ese modo. Sólo quería que te alejaras de mí por miedo. No por... cualquier otro motivo que te imagines.
-Y ahora... ¿no hay nadie aquí?

Chris niega con la cabeza y una oleada de alivio atraviesa todo mi ser.

-¿Entonces sólo te acercas a mí cuando estoy... sola?
-No.
-Pero...
-Es que no sé qué ocurre, Sam.
-¿Qué?
-A pesar de todo lo que te rodea -respiro muy hondo al recordarlo.- cuando estoy contigo es diferente.
-¿Diferente? ¿En qué sentido?

Chris me vuelve a mirar por fin.
Un poco dubitativo busca mi mano sobre la cama, haciendo que mi aceleración cardíaca amenace con darme un patatús.
Cuando la encuentra la estrecha con la suya y acaricia mis dedos con los suyos, provocándome un escalofrío y un nerviosismo que nunca antes había sentido.
Él, sin dejar de mirar mi mano y sin dejar de acariciarme, me confiesa:

-Contigo estoy tranquilo. No siento miedo alguno. Contigo soy libre.
-...¿por qué...?-consigo decir, pues tengo la garganta seca. Soy incapaz de quitarle los ojos de encima.
-Es como si me protegieras. Aunque jamás estemos solos tú y yo no me importa. Si estoy contigo... soy invencible, nadie puede hacerme daño. Nadie... excepto tú.

Soy incapaz de contestar. Me abandono a su caricia y dejo que continúe hablando.

-Creo que es tu aura.-explica, mirándome y sonriendo.-Tienes un aura tan pura y tan dulce que me contagias. Contigo soy incapaz de ver lo malo del mundo sin ver antes lo bueno. ¡Soy libre, Sam!

Y sonrío. Sonrío tan ampliamente que me duelen las mejillas. La emoción de Chris ha llegado al extremo en el que suelta un par de lágrimas de alegría.
Le acaricio el pelo con mi mano libre sin poder dejar de sonreír.
Sus palabras me han llenado tanto el alma que me siento por fin feliz. Y es que por fin me siento útil, por fin me siento bien conmigo misma.

-Gracias...-musito con un hilo de voz.
-Gracias a tí.

Nos sonreímos con tanta franqueza que incluso me siento liberada.
Chris se acerca más a mí. Ya nada nos separa.
Su mano libre se desliza desde mi cabeza, acariciándome el pelo, hasta la cintura. Y me abraza.
Escondo la cara en el hueco de su cuello y cierro los ojos. Su respiración es tan tranquila y pausada que puedo evocarla como una nana.
Su mano derecha suelta la mía y se desliza hasta llegar a mi cuello. Enreda sus dedos en mi pelo y me hace girar la cabeza hasta encontrarme con su rostro. Con sus ojos, su nariz, sus labios.
Él me observa sin descanso, milímetro a milímetro y con tanta intensidad que incluso siento miedo de que me encuentre alguna imperfección.
Pero, en vez de eso, me regala un primer beso en la mejilla izquierda. Con un poco de reparo y nerviosismo se lo devuelvo.
Sonríe un poco y me aparta el pelo de la cara, colocándolo tras mi oreja.
Me acaricia la mandíbula con sus dedos, luego la barbilla.
Me mira un momento a los ojos antes de besarme por primera vez.
Aunque me pilla un poco desprevenida no tardo en responderle de buena gana. Nos separamos un poco y pega su frente a la mía. Ambos sonreímos.
Su boca vuelve a buscar la mía. Mi corazón, rebosante de felicidad y emoción, aparenta estar tranquilo.
Cuando Chris vuelve a separarse de mí creo ver en sus ojos un destello de cariño. No deja de sonreírme en ningún momento.
Yo me lanzo a sus brazos, buscando un refugio donde ahogar mi sonrojo, mi amor, mi cariño, mi felicidad.
Él esconde su rostro en mi pelo, acariciándolo con su mano derecha.

-¿En qué piensas...?-me atrevo a preguntar.
-En lo asustado que estoy.
-¿Tienes miedo?
-Estoy acojonado, Sam.
-¿Por qué?
-Porque ahora sé con total seguridad que no soportaría que me apartaran de tu lado. Ahora sé que dependo de tí. De esto que tenemos.
-Nunca me iré de tu lado.
-Ni yo.

Compartimos un fuerte suspiro. Él me estrecha más fuerte entre sus brazos.

-Te quiero, Sam...

Continuará.

2 comentarios:

  1. awwwwww *-* te dijo te quiero! *-------------* te quedo genial el capitulo, sube pronto, lo acabo del leers *-* ojala que chris no meta la pata ¬¬ pinche pirujo ¬¬ xDDD

    saludos cuidate
    Atte Alex
    E.A

    ResponderEliminar