domingo, 4 de noviembre de 2012

Capítulo 9

-¿Cómo?-me pregunta.
-¿Qué?
-¿Quién ha entrado?
-Un compañero de clase.-contesto, mientras me acerco a mi cama y quito la maleta de encima para poder tumbarme.
-¿Y qué hacía aquí?
-¿Qué más da, Dann?
-¿Que qué más da? Pues como que casi ha podido verme en bolas..
-Pues elimina la costumbre de quitarte la ropa en cuanto pises la habitación, a mi qué me dices.
-Ya claro, pero es que esta también es MI habitación, Sam.
-Igual te digo.

Daniela resopla, se termina de desvestir y se tumba en la cama en ropa interior.
Me tumbo de lado para poder mirarla y meto las manos bajo de la almohada.

-¿Qué tal ahí fuera?-le pregunto, queriendo romper el hielo.
-No está mal... si no fuera porque he tenido a las plastas de Trisha y Wendy encima...
-¿Has conocido a alguien más aparte de ellas?
-A unos cuantos...
-¿Unos? ¿Sólo chicos?
-Síp.
-¿No vas a hacer amigas ni nada?
-Sam, sabes que yo no tengo amigas. Algo muy parecido fue Lena y ahora sólo te tengo a ti. Pero nada más.

No contesto porque sé que en realidad es cierto.

-¿Quieres que bajemos a cenar?-le propongo.
-Sí, vamos...

Me estiro en la cama reprimiendo un bostezo.
Me levanto y me acerco al armario para ponerme algo que no sea este maldito uniforme.

-Por cierto -empiezo- deberías ir guardando tu ropa en tu lado del armario...

Me acuerdo instantáneamente de Elliot y de su ropa interior dentro del armario de Daniela y se me ensancha una sonrisa.

-Me da pereza.-me contesta, mientras veo por el rabillo del ojo como se levanta y busca en su maleta la ropa que se va a poner.
-Eso no está abierto a discusión.

Entonces me decanto por un jersey verde hierba, unos vaqueros y las Converse All Star verdes.
Voy al cuarto de baño para adecentarme un poco mientras Daniela termina de cambiarse.
Abro el grifo del lavabo y pongo las manos debajo, mientras lo observo todo mejor.
El baño no es demasiado grande, pero no está mal. El suelo está compuesto de azulejos blancos, igual que las paredes.
Tenemos un pequeño armario al lado del lavabo, una ducha y un W.C.
Nada del otro mundo.
Me lleno las manos de agua del grifo helada, formando una especie de charco en ellas para luego llevármelas a la cara.
Me quejo un poco por el frío y noto como la piel se me pone de gallina.

-¿Qué haces?-Daniela aparece en el baño.-Échate a un lado, acaparas el espejo.
-Perdone, su majestad.

Le hago sitio a Daniela y empieza a atusarse su perfecto pelo rojizo.
Aparto la vista de ella y busco en mi neceser el lápiz de ojos.

-¿Me lo puedes prestar ahora?-me pregunta.
-¿No tienes el tuyo?
-Sí, pero aún está en la maleta.
-Sabes que el mío no es tan oscuro como el tuyo, ¿no?
-No importa. No creo que me quede mal.-eso tampoco está abierto a discusión.

Suspiro por el cansancio  y me acerco al espejo para empezar a hacerme la raya interior del ojo.
Cuando acabo se lo doy a Daniela sin mirarla. Ella lo coge y se pinta rápidamente, dejando luego el lápiz sobre el lavabo.
Vuelvo a suspirar. Cojo el lápiz y lo guardo en su sitio. Eso debería aprender a hacerlo Daniela.

-Menudos suspiritos llevamos hoy, chica.-me suelta, poniendo los ojos en blanco.

Me encojo de hombros como toda respuesta.
Me paso las manos por mi pelo castaño dos y tres veces. Luego sigo a Daniela hasta la puerta de la habitación.

-¿Llevas las llaves?-me pregunta ella. Yo asiento, palpando mi bolsillo derecho del pantalón.-Pues vamos.

Salimos de la habitación tras haber apagado las luces.
Cierro la puerta, echo la llave, y luego voy andando tras Daniela.
Bajamos las inmensas e interminables escaleras y nos encontramos con unas chicas.
Algunas nos miran, impresionadas por la belleza de Dani e ignorándome a mí un poco, como suele pasar siempre.
Otras miran hacia nosotras impasibles. E incluso podría decir que territoriales.

-Menuda bienvenida...-murmuro lo suficientemente alto como para que mi hermana lo oiga.
-Bah.

Ella le resta importancia a mi observación, echándole algunas miradas a un grupo de chicas que están apoyadas en la pared, mirándonos de esa manera.
Suspiro de nuevo y desvío la mirada.
Cuando estamos a punto de bajar las siguientes y últimas escaleras, prestamos atención a una voz:

-¿Quiénes sois?

Una chica de unos diecisiete años más o menos morena con los ojos marrones verdosos y mirada extraña es la que nos ha preguntado aquello.

-¿Y tú?-Daniela se encoge de hombros, un poco alucinada por la pregunta.

La chica morena tuerce una sonrisa descarada y despreciativa hacia mi hermana.

-¿Vas de lista?-pregunta ella.
-Pues no, voy andando.-ésta vez es Daniela la que sonríe descaradamente. Yo comienzo a alarmarme.
-Dann, vámonos...-susurro.
-A ver si la próxima vez no disfrutas de tus dos piernas, graciosa.-amenaza la chica morena.
-¿La frase ha sido espontánea o la has pensado toda la noche?-vacila Daniela de una manera desagradable.

Acabo empujándola para que baje de una vez las escaleras, apartándola del peligro otra vez.

-¿No podemos pasar el primer día sin ningún percance?-le pregunto, cansada.
-Oh claro. Si quieres me callo cuando me vienen con estupideces. No te fastidia...
-Pues Daniela, no sé como quieres que te lo explique. Vivimos en un puñetero internado infestado de gente imbécil y estúpida, así que vete haciendo el cuerpo de bajarte los humos, porque un día aparte de cargártelas tú, me las cargo yo.
-Pues que la gente imbécil y estúpida mantenga la boca cerrada, o a las malas se las cierro yo.
-Eres insoportable.-le espeto, poniendo los ojos en blanco y acelerando el paso.
-¿Ah, sí? Pues permíteme recordarte, Samantha, que soy lo único que tienes de verdad aquí.-me intenta alcanzar.-Y que voy a seguir siendo tu melliza sea o no sea insoportable. Vete haciendo el cuerpo tú también.

Me niego a discutir y sigo andando hasta llegar al comedor.
La gente está haciendo una cola inmensa y no consigo localizar a ninguno de mis primeros conocidos aquí.
Daniela y yo tardamos un rato en poder entrar y ponernos a la siguiente cola.
Deslizamos las bandejas a lo largo del mostrador.
De primero tenemos sopa, de segundo pollo con verduras y de postre un yogur de sabor. El mío es de plátano. Odio el plátano.
Suspiro otra vez y sigo a Daniela, buscando una mesa libre.
Puedo ver unas manos alzadas en una de las mesas ocupadas.

-¡Dani, Dani!-llaman a mi hermana. Son Wendy y Trisha.-¡Aquí hay un sitio libre!

Genial, vuelven a marginarme.
Daniela me mira y luego miran a las otras dos.
Cuando está a punto de contestarles, alguien se dirige a mí.

-Hey, Sam.

Tom me saluda, sonriendo.

-Hola, Tom.-le devuelvo la sonrisa, soportando el peso de la bandeja en las manos.
-¿Quieres sentarte con nosotros?

Miro a Daniela, que se encoge de hombros. Pero está molesta.

-Yo me voy con estas.-suelta ella con indiferencia. Y echa a andar hacia la mesa de Trisha y Wendy.

Entonces miro a Tom, algo avergonzada.

-Claro.

Él me hace un gesto con la mano y lo acompaño.

-Así que, ¿esa es tu hermana?
-Síp...
-¿Cómo se llama?
-Daniela.
-Daniela... siempre me gustó ese nombre.
-Supongo que ella también te llama la atención.
-No está mal.-reconoce.

Tuerzo una media sonrisa por el poco interés fingido en Tom, mientras él me sigue hablando de todos los nombres de chica que le gustan.
Leia, Laura, Sophie, Daniela y por último el mío. También nombra algunos más, pero no le presto demasiada atención.

-Ahí están.-me avisa de pronto, señalando una de las mesas del fondo.

Logro ver a Cristal y a Bill allí sentados. Él habla, ella parece que lo escucha.
Nos vamos acercando más a ellos, pero cuando llegamos y estoy a punto de poner la bandeja sobre la mesa, algo me hace querer retroceder.
El gilipollas, Chris, está ahí sentado, al lado de Bill.



Continuará.

2 comentarios:

  1. Muy buena!!! Aqui toy para seguir leyendo mas!!! ;D

    Saluditos

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  2. ajjajajajja gilipollas esa palabra me da risa xD
    te quedo genial el cap sigue asi
    espero el prox
    bye cuidate:)

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