miércoles, 31 de octubre de 2012

Capítulo 1



-Eso es mío.-musito en un murmullo casi inaudible.

Daniela me mira, furiosa.
Hace una bola la camiseta y la tira con fuerza sobre mi cama.

-¡Toma, joder!-grita.
-No sé porqué lo pagas conmigo... yo no tengo la culpa de nada.-me defiendo.
-¿Y? Nos vamos a ir a ese sitio de mierda igual. Lo tendré que pagar con alguien, ¿no?
-Soy tu hermana, no una puta pelota antiestrés, Dani.

Daniela, de espaldas a mi, aprieta una camiseta (ahora suya) entre las manos, arrugándola y con unas ganas tremendas de destrozarla.
Con su maleta abierta de par en par, con ropa mal doblada dentro de ella y desparramada de mala manera sobre la cama, introduce esa camiseta dentro de la bolsa con un golpe seco y furioso.

-¿Por qué no lloras?-le pregunto.
-No quiero llorar, Sam.
-Sí que quieres.
-Me da igual, ¿vale? Pasa de mi un rato, anda.-espeta, dándole un empujón a la maleta, que termina en el suelo.

Dani se tumba en la cama mirando a la pared, dándome la espalda.
No oigo como llora, pero puedo ver como sus hombros se convulsionan suavemente y como se encoge sobre sí misma cada vez más.
Siento el impulso de levantarme e ir a abrazarla, pero me quedo sentada en la cama.
Daniela es muy rara. Cuando se enfada contigo o con ella misma, al final siempre acaba reprochando que no recibe consuelo, cuando ella misma te prohíbe que la consueles.
Por eso temo que si voy a abrazarla ahora me dé un empujón y me tire al suelo, y yo me tenga que levantar como si nada y seguir haciendo mi maleta. Es humillante.
Mi hermana, y también mi melliza, Dani es... extraña. Vale, sé que no tengo muchos más adjetivos que ponerle, pero...
Daniela es borde, arisca, totalmente independiente y lo que más me preocupa de ella es que pierde los nervios muy rápido, y las consecuencias son fatales.
Al sacar ese lado totalmente oscuro de mi hermana, he de poneros el ejemplo más significativo.
Tuvo lugar hace una semana, ni más ni menos.
Como todos sabéis, siempre hay alguien que te hace daño, y a propósito. Alguien al que se le puede denominar "enemigo".
Daniela tiene muchos, pero había uno muy significativo... o debería decir "una". Se llama Kira, tiene un año más que nosotras, es decir, dieciséis y bueno... lo que pasó fue que Dani, nuestra mejor amiga Lena y yo estábamos sentadas en uno de los asientos del patio del instituto, en el recreo.
Mi hermana por aquel entonces, salía con un chico, Kai (he de recalcar que el tío es un auténtico imbécil) de 16 años, igual que Kira.
Y lo que ocurrió fue que Kira besó a Kai delante de las narices de mi hermana, y él, encima, no puso resistencia.
En ese preciso instante, Lena y yo miramos a Dani. Ella estaba aún sentada, con la mirada fija en ellos dos. Al principio pareció que sólo iba a echarse a llorar, pero yo me dí cuenta de que Daniela no tardaría mucho en explotar.

-Dann...-susurré yo, acojonada.

Daniela me ignoró, y a Lena también cuando la agarramos de los brazos para intentar que no se acercara a ellos.
Mi hermana nos empujó a las dos con fuerza, y en un par de zancadas impresionantes, se puso tras Kira.
En el momento en el que Kira se dió la vuelta, Daniela le arremetió un fuerte puñetazo en plena cara.
Un murmullo de sorpresa se oyó en todo el patio, y la gente de los alrededores se pusieron en coro alrededor de ellos tres. De ellos tres, Daniela, Kira y Kai.
Lena y yo corrimos hacia ellos, pero Daniela estaba muy ocupada pateándole el trasero a Kira.
Lena gritaba, histérica, pidiéndole a Dani que parara de una vez. A mí ni siquiera me salía la voz. Cuando conseguí reaccionar, eché a correr hacia la única persona a la que podía acudir.
Erik estaba de pie, con sus amigos, charlando y tomándose un batido.
Nuestro mejor amigo Erik siempre ha sido una especie de hermano mayor para nosotras, que nos cuida y resguarda. Por eso, en cuanto pude contarle lo que estaba pasando, echó a correr hacia la pelea de Daniela despavorido.
Según lo que me contó él, hubo un momento en el que Kai estuvo a punto de pegarle a Daniela, y claro... Erik acabó peleándose a puñetazos con Kai.
Fue el único que consiguió sacar a Daniela de todo aquello, de llevársela de allí y lograr que se tranquilizara.
Al día siguiente, en clase de Historia, llegó el director, y nos llamó a mí y a Daniela. A mí, porque yo soy su hermana.
Nos dijo que Daniela le había roto a Kira la nariz, dos dedos de la mano derecha, el labio inferior y que le había hecho hematomas por todo el cuerpo.
Daniela no dijo nada. Miró al director, impasible. Sabía lo que venía ahora.
Daniela Carter está expulsada del instituto.
Y por eso es por lo que estamos en esta situación ahora. Daniela se va a un internado mañana mismo. Bueno, Daniela y yo.
Yo no tengo porqué hacerlo, pero... tengo que cuidar de ella.
Nuestro internado es el Königin-Luise-Stiftung, situado en Alemania.

-Dani...-la llamo. Un murmullo apagado sale de su garganta, como toda respuesta.-Deberíamos ir a ver a Lena... bueno, y tú deberías de ir a hablar con Erik.
-No quiero.-contesta, sorbiendo luego por la nariz.
-Oh, claro, y ya si quieres, los dejamos ahí sin despedirnos ni nada, ¿no?
-No tienes por qué venir.
-Quiero ir. No te voy a dejar sola.

Mi hermana no contesta, y yo me decido a acercarme a ella y a sentarme a su lado.
Ella se seca las lágrimas, rabiosa. Siempre ha odiado parecer débil delante de la gente.

-Vamos, Dann...-la animo.
-No quiero despedirme de Erik.
-Pero no lo vas a dejar tirado, ¿no?
-Tampoco quiero despedirme de Lena. Joder, no me quiero ir de aquí...-se le quiebra la voz.
-Vendremos en Navidades. ¡Y en verano! Vamos... tenemos suerte de que nos hayan cogido pasadas unas semanas de curso.
-Sam, ¿crees que soy mala persona?
-Por supuesto que no.
-¿Crees que debería cambiar?
-Cambiar no. Quizás dominar un poco tus nervios. Y tampoco te vendría nada mal dejarte ayudar por los demás.

Ella no contesta, pero logra sentarse en la cama, a mi lado, secándose los ojos por última vez.
Daniela tiene muchos defectos, pero he de decir que físicos ninguno.
Aunque las dos nacimos con el pelo rubio, cada una hemos hecho con nuestro pelo lo que nos ha parecido.
Daniela tiene el cabello ondulado y puede moldearlo como le venga en gana. Teñido de un castaño oscuro largo que en ocasiones parece rojo.
Tiene los ojos iguales que los míos, azules verdosos y grandes, y las pestañas negras y largas. La nariz pequeña y mona, y los labios bonitos. A sus quince años está muy desarrollada. La gente dice que aparenta más edad.
Mide alrededor de 1'7O, y pesa unos 55 kilos. Vistiendo tiene un estilo bastante... ¿provocador? Quiero decir, va muy ligado a su personalidad. Provocadora y agresiva a la vez.
La verdad es que siempre le ha gustado llamar la atención, y la ropa es un medio para ello.




Yo, sin embargo, soy más bien todo lo contrario a ella.
Mi pelo es rubio, como ya he dicho antes, pero ahora mismo me lo he teñido de castaño oscuro, y sin flequillo.
Es más ondulado que el pelo de Dani, pero puedo moldearlo como quiera también.
Tengo los ojos de mi padre, una mezcla entre azul-verdoso y grisáceo. Mis pestañas son de un color más claro que las de Daniela, menos abundantes y no tan largas. Mi nariz es recta, y mis labios finos.
Yo, también por el contrario, no estoy tan desarrollada como ella. Estoy más delgada, soy un poco más alta que ella y visto mucho más discreta que Daniela.




Mi personalidad no es muy interesante, que digamos. Tímida, callada. Me gusta escuchar, no hablar. Por lo menos, no tanto. Tengo un mundo propio.
Odio mi cuerpo, me doy vergüenza. Debo admitir que soy muy inmadura con respecto a eso.
Mis notas no son fantásticas, suspendo muy a menudo. Debo destacar que en lo académico, Daniela es un hacha. Sobresalientes. Matrículas de honor. Y todo sin apenas esfuerzo.

-Venga, lávate la cara y ponte guapa. Que es tarde, y mañana tenemos que estar en pie a las seis.-le digo.
-No me lo recuerdes.

Volvemos a quedarnos en silencio.

-A veces me arrepiento de haberme peleado contigo por tonterías... incluso me arrepiento de haberle metido una paliza a la puta de Kira.-confiesa.
-Eso es bueno.-me mira, aún con los ojos húmedos.
-¿En serio?
-Claro que sí. Los errores se cometen para aprender de ellos.
-Eso espero, porque me cuesta decir que me arrepiento de haberle pegado a Kira.-dice, levantándose y yendo a nuestro cuarto de baño.

Me alegro de tenerla como hermana, sobre todo ahora.
Me gusta que la gente confíe en mí, y que Daniela lo haga es motivo de celebración.
Me levanto de la cama con una sonrisa orgullosa, aunque no es el momento de enorgullecerse.
Termino de sacar la ropa que me falta del armario y la meto dentro de la gran maleta color lila con topos de color blanco.
Entro al baño, donde está Dani terminándose de perfilar los ojos.

-No sé qué voy a hacer con lo de Erik.-murmura, después de un rato en silencio.
-¿Te gusta?-me mira a través del espejo, buscando una respuesta.
-... Creo que sí.
-Pero, ¡eso es genial! Erik se va a poner como loco.
-No sé si decírselo, Sam.-baja los ojos.-No sé, me voy y... no creo que pueda llevar una relación a distancia.
-Oh.-contesto, tan solo.

No volvemos a hablar más del tema, y salimos de casa media hora después, yendo al punto de encuentro con nuestros mejores amigos.

Continuará.

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