jueves, 2 de mayo de 2013

Capítulo 32


Narra Sam

-Sam, por favor. Acompáñame, tampoco te cuesta tanto...

Daniela tiene los brazos en jarra y está de pie frente a mi cama. Yo estoy tumbada en la cama, dándole la espalda, jugueteando con uno de mis anillos.
Suspiro. No quiero ir, y tampoco quiero darme la vuelta. Aún no me acostumbro a la presencia de Daniela ni a su nuevo aspecto. Se me pone el vello de punta cada vez que pienso en ello.

-Por lo menos podrías no ignorarme.
-No me apetece mucho ir.
-Bueno, pero a Bill y a Tom les gustaría mucho que fuéramos las dos. Nos necesitan.
-Daniela, no tengo ánimos.
-¿Quieres dejar de repetir siempre lo mismo? Llevas días sin salir de esta habitación. ¿No entiendes que Chris va a volver?

No a tiempo, pienso. Daniela quiere que vaya a ver el ensayo del grupo de Bill, Tom, Georg y Gustav para la fiesta de Navidad, una fiesta a la que no tengo pensado asistir. No sin él. Y él no va a estar aquí a tiempo.
Se me llenan los ojos de lágrimas, pero no pienso llorar. Estoy cansada de llorar.
Con cada segundo que paso sin hablar, Daniela se va enfureciendo un poco más.

-¿Por qué eres tan egoísta? Son tus amigos, sabes por lo que Bill está pasando en este sitio, ¿y no vas a ir? No te están pidiendo nada del otro mundo, sólo que estés allí sentada y que les oigas tocar. Que les des el mismo apoyo que ellos te han estado dando a ti desde que ha pasado lo de Chris.
-Diles que lo siento.
-Díselo tú misma.-espeta.

Daniela avanza con fuertes pasos hacia la salida y cierra con un portazo. Silencio profundo.
Sé que tiene razón, de verdad que lo sé. ¿Pero qué más puedo hacer? No quiero que estén cargando con mi cara larga todo el rato.
La fiesta de Navidad. Estaba ansiosa porque llegara y ahora desearía que no se celebrara. ¿Cómo pueden ser tan insensibles? Él sigue en el hospital, y a nadie le importa. Parece que solo me importa a mí.
Me incorporo sobre la cama. Estoy harta de no saber nada de Chris, sólo lo que me llega por parte de Bill y Tom.
Ellos han hablado con él por teléfono, incluso Tom ha ido a visitarle al hospital. ¿Por qué yo no puedo hacerlo? ¿Por mi bien? ¿No saber nada de mi novio durante casi una semana es lo mejor para mí? Y una mierda.
Bajo de la cama, furiosa. Me calzo unos zapatos, me aparto el pelo de la cara y me dirijo con rapidez hacia la puerta. En la habitación de Tom y Bill debe estar el número de teléfono de la habitación de Chris por alguna parte.
Giro el picaporte, abro la puerta y se me congela el cuerpo.
Me topo con ese pelo oscuro, esos ojos azules...

-¿Elliot?-susurro.
-Hola. ¿Puedo pasar?

Por un momento... pensé que era él. Ha sido tal la decepción que incluso he odiado por un instante a Elliot.

-... Claro, supongo.

Me aparto de la puerta para dejar pasar a Elliot, que entra en silencio y sin rozarme siquiera, como una sombra.
Cierro la puerta reprimiendo una mueca de fastidio. A decir verdad, Elliot es la última persona a la que quiero ver en este momento, y más si se propone jorobarme mis planes de robar el número de habitación de Chris y llamarle.
Suspiro antes de darme la vuelta. Elliot se pasea por mi habitación cuidadosamente, incluso observa la foto en la que salgo con Lena y Erik. Qué lejanos me suenan ahora esos nombres. Hace tiempo que no sé nada de ellos, ni se han molestado en llamar... aunque nosotras tampoco hemos hecho mucho para mantener el contacto. Supongo que son cosas que pasan.
Elliot se vuelve hacia mí. Me cruzo de brazos y aparto la mirada mientras me acerco un poco más a él hasta sentarme en el borde de mi cama.

-Perdona el desorden. No me encuentro muy bien.-me disculpo, observando los montones de ropa esparcidos por el suelo.
-No te preocupes, la mia sigue igual.
Se hace el silencio. Elliot sigue de pie, pero yo no le invito a sentarse. No es que me haga especial ilusión estar con él cuando hasta hace poco fue él quien destrozó mi relación con Chris.

-Bueno, ¿qué querías? -espeto.
-Sólo quería verte, hace mucho que no hablamos.
-Teniendo en cuenta que la última vez que hablamos te metiste en mi relación, es normal que no nos veamos muy a menudo.

Elliot se queda sin palabras. En realidad me siento mal por echarle la culpa de mi estupidez y de mi lado influenciable, pero no puedo evitarlo.

-Sam, yo no me he metido en medio de nada. Tú hiciste lo que quisiste hacer, yo no te puse una pistola en la sien para que le dejaras.
-Lo que tú digas, Elliot.-farfullo, irritada.

Elliot resopla con fuerza y se revuelve el pelo.

-No sé qué decirte. Tenía muchas ganas de verte, pero ya veo que no es mutuo.
-Perdona. Estoy muy nerviosa y no sé cómo afrontar las cosas.
-Bueno... también quería preguntarte cómo estás, pero ahora es una pregunta tonta.
-No sé. Supongo que estoy bien. Ahora que sé que Chris está bien, yo también lo estoy.

Elliot abre la boca para decir algo, pero vuelve a cerrarla y se queda en silencio.

-¿Qué? -animo.
-No, nada.
-Dímelo.
-No sé cómo puedes hacer que tu felicidad dependa de su estado.
-¿Y se puede saber por qué? -espeto entre dientes.
-Ya sabes lo que pienso de él y de lo que se supone que siente por ti.
-Mira, si has venido a decir gilipolleces ya puedes salir por la puerta.
-¿Gilipolleces, Sam? ¿Es así como llamas a la realidad?
-Porque sea tu realidad, no significa que sea cierta. Tú no sabes nada, absolutamente nada.-espeto.

Los ojos se me llenan de lágrimas de rabia, pero me prometo que no lloraré, y menos por las estupideces que me está soltando Elliot. Yo sé la verdad. Sé que Chris me quiere tanto como yo a él.

-Sé más que tú. Mucho más que tú.-susurra.

Elliot clava sus ojos azules en los míos. En ocasiones los confundo con los de Chris. Al darme cuenta de que me equivoco, el corazón se me oprime un poco más.

-Tú sólo quieres hacerme daño. No sé qué es lo que te he hecho, pero no merezco esto.-musito.
-¿Que yo te hago daño, Sam? ¿Yo? Daño te va a hacer él cuando le dé un puto infarto y tú no puedas soportarlo.

Silencio.
Soy incapaz de moverme. No dejo de observar a Elliot, que enseguida se arrepiente de lo que ha dicho al ver que las lágrimas no han aguantado más.
La sangre me hierve bajo la piel, y por dentro estoy gritando de rabia y de miedo. Lo peor de todo es que quizás Elliot lleve razón. Pero, sin duda, esas no son las maneras de decirlo.
-Lo siento, no quería decir eso...-comienza.
-Yo creo que te has explicado estupendamente. Lárgate de mi puta habitación.-digo, con tranquilidad. Con demasiada tranquilidad.
-Perdóname, Sam. Lo último que quería era hacerte daño. Es que odio que no quieras escucharme, y me he enfadado. Lo siento, de verdad.
-Pues me lo has hecho. ¿Te puedes ir y dejarme en paz ya?

Señalo la puerta con el dedo índice. Elliot me observa con tristeza.

-Sólo quiero que me escuches...-musita.
-Creo que, hoy por hoy, he oído suficiente.
-Yo no había venido a hablar de esto, Sam. Sólo quería que volviéramos a ser amigos, como antes.
-Sería más fácil si no intentaras hacerme daño cuando se te presenta la ocasión, mucho más fácil.
-Lo siento, ¿vale? Ya te he dicho que estoy fastidiado. No sé qué coño le ves a Chris, eso es todo. No logro comprenderlo.
-Le veo muchas cosas, muchísimas. ¿Por qué no iba a quererle?
-Porque es mala persona. Pero tú aún no te has dado cuenta.
-Es la persona más maravillosa de este mundo. ¿Quieres decirme qué es lo que te pasa con Chris? Si ni siquiera lo conoces, joder.
-Ah, es verdad, que tú lo conoces de hace dos meses y yo de tres años. Todo muy lógico, Sam.
-Está claro que no conoces ni la mitad de él que yo, si no, no pensarías así.

Elliot me clava sus ojos como dos braseros, de tal forma que me dan escalofríos. Se me pone el vello de punta y tengo que apartarle la mirada.

-Tú sí que no sabes nada, Sam. Absolutamente nada. Pero ya veo que no haces ni un mínimo esfuerzo por escucharme; estás tan loca por él que te has quedado ciega.-espeta con acritud. Yo sigo sin dirigirle la mirada.-Pero supongo que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar, y te aseguro que Chris encontrará el suyo y te arrastrará a ti con él. Sólo espero que algún día te des cuenta de lo que estás haciendo y dejes de comportarte como una puta cría, de verdad.
-Lárgate ya.
-Me voy ahora, porque no hay nada que hacer. Esperaré a que Chris te pegue la patada o vuelva a hacerte daño para que no te quedes más sola que la una, porque lo hará, Sam. Lo hará.

Cierro los ojos con fuerza, y dos lágrimas vuelven a recorrerme las mejillas. Aprieto los puños, deseosa de abalanzarme sobre Elliot y matarle.

-Yo, en cambio, jamás lo haría, Sam. Yo sí te aprecio por lo que eres, jamás te haría el daño que él te va a hacer. Pero tú no quieres verlo.

Mis hombros se convulsionan. Me seco las lágrimas con el puño del jersey y le pido a Elliot, por favor, que se vaya de mi habitación.

-Piénsalo.

Y, tras eso, sale de mi habitación en silencio. Cuando la puerta se cierra, me encojo sobre mí misma y me echo a llorar con fuerza.
Le echo de menos. Joder, cuánto le echo de menos. Ojalá estuviera aquí y pudiera desmentirme todo lo que ha dicho Elliot, pero no puede. Sólo estoy yo. Con mi inseguridad, con mi odio hacia mí misma.
Ojalá Chris estuviera aquí para partirle la cara a Elliot. Ojalá.
Dos toques en la puerta me sacan de mis deseos. Por un momento temo que es Elliot, que vuelve a hacerme daño. No respondo, sigo respirando con dificultad e incluso hipando por la histeria.
Vuelven a llamar a la puerta, y al ver que no respondo, oigo una voz:

-¿Sam? Sé que estás ahí, te oigo...

Es Jeydon.
Siento una especie de alivio mezclado con confusión e incluso nerviosismo.
Me seco las lágrimas de nuevo y trato de respirar hondo.

-Venga, Sam. No me gusta oír llorar a la gente y menos si yo no puedo hacer nada para impedirlo. Ábreme la puerta.

Dios, tengo que tener una pinta horrible. Me levanto de la cama y voy corriendo al baño para mirarme en el espejo.
Estoy echa un adefesio. Tengo los ojos hinchados y el pelo revuelto.
Jeydon sigue insistiendo para que le abra la puerta:

-Me voy a quedar aquí hasta que me abras, así que tú verás.-amenaza.

Me saca una pequeñísima sonrisa.
Me lavo la cara con agua y vuelvo a pintarme los ojos. Me desenredo el pelo con los dedos y, cuando decido que ya no estoy tan horrible, me dirijo a la puerta.
Respiro hondo antes de girar el picaporte y abrir la puerta. Jeydon, al estar sentado en el suelo con la espalda apoyada en la puerta, cae de espaldas dentro de mi habitación.
Y se me escapa la risa. Me tapo la boca con la mano para no estallar en carcajadas.
Jeydon me mira desde el suelo, muy serio.

-Te parecerá bonito...-espeta.

Y yo no aguanto más y me echo a reír como una descosida.
Él se incorpora con una sonrisa de oreja a oreja. Se levanta y se me queda mirando. Yo voy dejando de reírme paulatinamente, y noto cómo se me encienden las mejillas. ¿Qué me pasa?

-Así me gusta, que te rías.-dice, sonriendo aún.-¿Qué te pasa, Sammy?

Sammy. ¿Sammy? Nunca me habían llamado así.
Jeydon se percata de mi cara rara.

-¿Qué pasa?
-Nada. Nunca me habían llamado Sammy.-musito.
-Pues vaya, qué poca imaginación. Bien por mí, entonces.

Y se aplaude a sí mismo. Vuelvo a sonreír. Es un payaso.
Él me devuelve la sonrisa y acerca una mano. Me coge un moflete y luego me revuelve el pelo.

-¿Estabas de bajón?

Me encojo de hombros. ¿Qué puedo decirle? ¿Que Elliot está intentando separarme de Chris?
Jeydon hace un mohín y abre los brazos.

-Yo también. Dame un abrazo.-dice, haciendo pucheros.

Sonrío y le hago caso.
Jeydon me estrecha en sus brazos con fuerza. Huele genial y es igual de alto que yo.
Al poco rato me separo de él y nos miramos a los ojos. Menudos ojazos.

-Vaya ojos, chica.-silba.

Enrojezco con rapidez. Me aparto de él con suavidad y desvío la mirada.
Su mano recorre mi brazo con cuidado hasta la punta de mis dedos, provocándome un sentimiento extraño.
Entre los dos surge un silencio un poco incómodo y vergonzoso. ¿Qué cojones está pasando?
Jeydon carraspea y se revuelve el pelo con la mano.

-Bueno, había venido a secuestrarte. Se requiere tu presencia en el salón de actos... Bill dice que como no vengas, vendrá hasta aquí y hará que te arrepientas de haber nacido.

Sonrío un poco. Suspiro y trato de controlar mi rubor.

-Bueno, si Bill se dirige hacia mí con ese cariño no puedo resistirme...

Continuará.

4 comentarios:

  1. OOOO PORRR DIOOOOSSS!! :O la tienes que seguir YAAAAA!! Encerio sin duda la ame el capitulo te quedo WOOOOW encerio siguela :3

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    1. ¡Hola! Muchas gracias por leer y comentar, me alegro mucho de que te guste^^ Un beso!

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  2. Es buena :) realmente me desespera que Chris aún no salga del hospital. Siguela ;)

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    1. ¡Hola! Gracias por leer y comentar^^ Un beso, espero verte por aquí a menudo :3

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